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Brasilia (2ª parte): 50 Años después

Si la primera parte de este artículo de Javier de las Heras trató los antecedentes de Brasilia, su planeamiento y las razones que llevaron a su construcción, esta segunda parte tratará de hacer balance de sus más de 50 años de existencia desde el punto de vista del transporte y del urbanismo.


La ciudad tiene su centro en el llamado Plano Piloto que está formado por un eje central, llamado Eje Monumental, que alberga todos los edificios oficiales como el parlamento, el palacio presidencial, los ministerios; así como los principales monumentos. A ambos lados del dicho eje se situarán las zonas residenciales, caracterizadas por ser edificios aislados de 4 alturas, con planta baja exenta (lo que permitiría el paso en todas direcciones y que las zonas verdes entraran en las casas) y agrupados en torno a un pequeño comercio de proximidad. Por último, a las afueras de la ciudad se situarían los centros comerciales y lugares de ocio.

Vista aérea de Brasilia en la actualidad. (Fuente: Victoria Câmara – Wikimedia)
Vista aérea de Brasilia en la actualidad (Fuente: Victoria Câmara – Wikimedia)

Es importante señalar que Kubitschek, presidente de Brasil de tendencia socialista, formó un equipo de profesionales liderado por Lucio Costa y Oscar Niemeyer, de su misma orientación política. Así fue como el grupo de creativos intentó desarrollar un modelo de ciudad utópica donde se pretendía eliminar las clases sociales. Aunque en la actualidad dicho objetivo sólo se ha cumplido mínimamente, durante la construcción de la ciudad de la ciudad el igualitarismo sí se hizo realidad, ya que obreros y funcionarios compartían los improvisados campamentos.

Así, aunque fuera proyectada inicialmente para albergar a alrededor medio millón de personas, en la actualidad el Plano Piloto cuenta en torno a 600.000 habitantes, estando el millón y medio restante en barrios periféricos dependientes del centro. Según la geógrafa Nelba Azevedo Penna, del Departamento de Geografía de la Universidad de Brasilia, «a consecuencia de los procesos de ordenamiento de su territorio, se produce una intensa expansión del urbanismo hacia la periferia limítrofe del Distrito Federal, la cual dio origen a la formación del Área metropolitana de Brasilia — el llamado Entorno (actualmente institucionalizado como RIDE)». De este modo, se puede observar que la población con un nivel de renta más alto vive en el Plano Piloto, que cuenta con mejores servicios y calidad de vida, y el resto en la periferia. Este hecho va claramente en contra del espíritu utópico inicial de Brasilia. Por lo tanto, un defecto achacable al planeamiento de Brasilia es que no fue diseñada para crecer ordenadamente y en sintonía con el Plano Piloto, sino que fue tratada como un proyecto cerrado. 

Una ciudad diseñada para moverse en coche

Debido al hecho de que Brasilia se construyó en la época de auge del automóvil (fue nombrada capital de Brasil en 1960), los técnicos que proyectaron la ciudad, así como los dirigentes, asumieron que para el momento en que la ciudad se fuese a terminar, todos los habitantes serían propietarios de un coche.

Influencia del vehículo privado en la movilidad del Distrito Federal (Fuente: GDF Dia a Dia).
Influencia del vehículo privado en la movilidad del Distrito Federal (Fuente: GDF Dia a Dia).

Según el Departamento de Trânsito do Distrito Federal, la flota de automóviles en agosto de 2014 era de 1.539.645 con un crecimiento mensual de más de 5.000 vehículos al mes durante los últimos años. Teniendo en cuanta que la población del Distrito Federal, que incluye a Brasilia y a sus alrededores, es aproximadamente de 2.600.000 personas, se puede observar que existe un automóvil por cada 1,67 personas, disminuyendo este parámetro en las zonas centrales de la ciudad.

A pesar de ser la capital del Estado y una ciudad moderna, Brasilia cuenta con un sistema de transporte muy deficiente formado fundamentalmente por autobuses y metro. La red de autobuses se basa fundamentalmente en recorridos longitudinales a lo largo de cada una de las alas del Plano Piloto y, por tanto, perpendiculares al Eje Monumental, que representa el centro de la ciudad. Esto obliga a que los desplazamientos verticales sean realizados en vehículo privado, así como a la mayoría de centros de trabajo, comerciales y de ocio. De esta forma, a pesar de contar con avenidas de seis carriles por sentido, están empezando a aparecer situación de congestión durante las horas punta.

Por otro lado, para tratar de paliar esta situación, en 2001 entró en servicio el metro. Sin embargo, su poca longitud y su escaso número de paradas (24), así como el desarrollo de la ciudad comentado anteriormente hacen que su efecto sea muy limitado, especialmente en el centro. Para intentar mejorar la movilidad, las autoridades han desarrollado en los últimos años la integración de los sistemas de autobús y metro con un billetes único electrónico. También están trabajando en el proyecto Brasilia integrada que contempla la creación de corredores especiales para el autobús, a modo de un sistema BRT con amplia tradición en otras ciudades brasileñas como Curitiba, y su integración con el metro.

Estación de la red de metro de Brasilia (Fuente: Felipe Golfeto)
Estación de la red de metro de Brasilia (Fuente: Felipe Golfeto)

A modo de curiosidad, es interesante señalar que el lago Paranoá, un gran lago artificial construido a fin de incrementar las reservas hídricas de la ciudad, tiene registradas más de 10.000 embarcaciones, lo que hace que Brasilia sea el tercer puerto deportivo más grande de Brasil, por detrás de los estados de Rio de Janeiro y São Paulo, siendo una ciudad de interior.

A modo de conclusión, se puede señalar que Brasilia ha tenido un desarrollo urbanístico muy desigual fruto de la rigidez del proyecto original, dando lugar a una segregación por clases sociales. Este hecho, junto con la dependencia del automóvil y un sistema de transporte público pobre, hace que Brasilia presente una movilidad urbana muy deficiente. Sin embargo, en los últimos años se han empezado a desarrollar interesantes medidas, para intentar revertir el problema.

Brasilia (1ª parte): Una capital en el interior

Este artículo es la primera parte de la colaboración de Javier de las Heras, compañero mío en Transyt. No es por hacerle la pelota, pero me parece que, tanto esta primera parte como la segunda, tienen una calidad espectacular y encima ha seleccionado un tema interesantísimo. Espero que disfrutéis de su lectura tanto como yo.


De Brasilia, la actual capital de Brasil, se han escrito millones de páginas. Probablemente todos hayáis visto imágenes de los edificios de Oscar Niemeyer, mapas del Plano Piloto con forma de cruz (y no de avión como muchos sostienen) o el espectacular estadio construido con motivo del Mundial de fútbol del pasado verano. Sin embargo, Brasilia es una realidad gracias a personas como Lucio Costa, Juscelino  Kubitschek,  Luiz Cruls y los miles de candangos que la construyeron. Esta primera parte del artículo quiere hacer ver cómo fue la creación de una capital.

El cambio de la capital federal de Brasil desde la costa – Salvador de Bahía y Río de Janeiro – hacia el interior del país viene de lejos. En 1780, cuando Brasil era un territorio dependiente de Portugal, los Inconfidentes Mineiros, grupo de intelectuales y nacionalistas que reivindicaban la independencia de Brasil, ya planteaban situar la capitalidad en una ciudad del interior. Más adelante, ya en el siglo XIX diferentes activistas y periodistas hicieron campaña a favor de establecer la capital en un punto del interior del país, próximo al nacimiento de los grandes ríos. Con ello, se pretendía, entre muchas otras cosas desplazar el centro de poder hacia las ricas provincias mineras del interior, así como avanzar la colonización del interior del país. El nombre de Brasilia fue propuesto en 1823, más de un siglo antes de su construcción por el influyente político paulista José Bonifácio de Andrade.

Con la proclamación de la República en 1885 el proyecto ganó fuerza, llegando a ser recogido por la nueva constitución. Sin embargo, el primer paso serio para que Brasilia dejase de ser una idea fue dado por el geógrafo y astrónomo belga Luiz Cruls en 1892 a petición del Gobierno. De este modo, Cruls creó un equipo multidisciplinar de 21 miembros, entre los que se incluían geógrafos, ingenieros, médicos y botánicos. En este equipo se observa la importancia que se le dio al planeamiento de la nueva ciudad. Tras recorrer más de 4.000 kilómetros, descubrir y cartografiar nuevas zonas nunca antes exploradas, Cruls demarcó un área de 14.400 km2 donde, 70 años después, el presidente Juscelino Kubitschek construiría la nueva capital. Uno de los aspectos que llamó la atención más a Cruls fue la abundancia de ríos, que asegurarían el suministro a la ciudad. Asímismo, analizó el modo de vida de las poblaciones de la zona, las características del terreno y las enfermedades más importantes.

A pesar de que en años sucesivos se realizaron numerosos trabajos de planificación, ninguno superó en importancia al de Cruls. El siguiente gran paso se produjo bajo la presidencia de Juscelino Kubitschek, que ganó las elecciones de 1955 con el programa 50 años de progreso en 5 años de gobierno. En su período presidencial, Kubitschek lanzó el Plan Nacional de Desarrollo, también conocido como Plan de Metas, que contenía 31 proyectos divididos en cinco grandes grupos: energía, transporte, alimentación, desarrollo industrial y educación. Este plan tendría su gran referente en la nueva capital del Estado que representara al nuevo Brasil, es decir, Brasilia.

Juscelino Kubitschek (izq.) y Lucio Costa (der.) durante las obras de construcción de la Avenida Monumental de Brasilia. (Fuente: Revista Isto É – www.istoe.com.br)

De esta forma, aunque la idea de construir una nueva capital en el centro geográfico del país ya estaba recogida en las Constituciones de 1891, 1934 y 1946, no fue hasta 1956 cuando la construcción empezó a tomar forma. Aquí entra en juego otro de los nombres claves de Brasilia: Lucio Costa.

El impulso definitivo para la construcción de Brasilia

Tras la convocatoria del concurso internacional, Costa envió una propuesta de proyecto basado en los conceptos modernistas de la ciudad: el automóvil como centro de la jerarquía viaria, separación funcional entre las zonas de residencia, trabajo y ocio, barrios con espacios verdes y edificios aislados, grandes avenidas, etc. A pesar de no cumplir todas las condiciones del concurso, Costa lo ganó por una aplastante mayoría, con su famoso Plano Piloto. Para dar forma a los edificios de la ciudad, Costa contó con el trabajo de su amigo Oscar Niemeyer y del paisajista Roberto Burle Marx. El hecho de contar con un paisajista como uno de los principales responsables del proyecto, y de que la disciplina del paisajismo tuviera tanto peso, fue una de las grandes novedades del urbanismo que se hizo en Brasilia.

Oscar Niemeyer en noviembre de 1959 durante la construcción del Congreso Nacional en Brasilia. (Fuente: Revista Isto É –  www.istoe.com.br)
Oscar Niemeyer en noviembre de 1959 durante la construcción del Congreso Nacional en Brasilia. (Fuente: Revista Isto É – www.istoe.com.br)

Gracias al trabajo de más 30.000 candangos (campesinos y obreros que se desplazaron a Brasilia como mano de obra para la construcción de la ciudad), Brasilia fue totalmente finalizada en 41 meses, siendo declarada capital en 1960.

Como se puede observar hoy en día, Brasilia es una ciudad de su tiempo, los años 50 y 60 del siglo XX, gracias a los edificios futuristas de Niemeyer, la importancia del paisaje en la ciudad o la influencia de Le Corbusier. Sin embargo, la capital de Brasil inició su planificación décadas atrás con el fin de asentar población y poder en el interior del país y que esto permitiese la colonización de la zona amazónica. Asimismo, otros factores como la existencia de agua para asegurar el abastecimiento de la población o el estudio de las enfermedades fueron decisivos en la elección del planalto como lugar en el que se asentaría la capital de Brasil.