Archivo de la etiqueta: Economía

El vehículo eléctrico. Desmontando el mito

En este post voy tratar de explicar los impactos que tienen los vehículos de combustión y los vehículos eléctricos sobre el medioambiente y sobre el medio urbano. Veremos con esto que el vehículo eléctrico resulta mejor que el vehículo de combustión, pero no por ello necesariamente bueno.

¿Cómo se mide el impacto de un medio de transporte?

El impacto de los diferentes medios de transporte se establece en base a sus externalidades. Éstas son beneficios o perjuicios que una actividad genera sobre la sociedad, pero que no son compensadas con ingresos o costes. Es decir, son fallos del mercado que se producen cuando esta actividad de una produce efectos (positivos o negativos, en este caso negativos) que afectan a terceras personas que no han participado en su producción o en su consumo.  Efectos provocados en el bienestar de los demás, vaya.

Y, ¿cuál es la causa de las externalidades? Pues ineficiencias por un uso cuestionable de los recursos. Y, ¿qué consecuencias tienen? La primera es obvia y es que entre todos como sociedad paguemos actividades individuales y además, y ésta es menos inmediata, un reparto desigual en la asignación de nuevos recursos con el objetivo de paliar las externalidades negativas. Y, claro, son recursos que tienen un coste de oportunidad y no pueden ser asignados en actividades que generarían externalidades positivas (aunque hay excepciones como, por ejemplo, la investigación para la reducción de algunas externalidades negativas tiene resultados que generan externalidades positivas -mejoras en la eficiencia-).

Entonces, ¿cómo se solucionan?

Para el fallecido economista Ronald Coase, la mayor parte de los problemas por externalidades se deben a que no están claramente definidos los derechos de propiedad. Como consecuencia, no hay mercados (o son extremadamente rígidos) en los cuales el intercambio permita la internalización de los costes externos y, como ni los beneficios ni los gastos están reflejados en los precios, el desarrollo del equilibrio económico los excluye impidiendo la aproximación al Óptimo de Pareto teórico. Por ello, plantea que se debe conseguir que quien produzca una externalidad tenga que soportar la totalidad del coste externo (o que disfrute la totalidad del beneficio externo, de ser una externalidad positiva). Esto, que se llama internalizar la externalidad, es la base del principio muy conocido de “quien contamina paga”. Sin embargo, hay muchos otros costes externos que no se han internalizado (y apenas se ha planteado).

Representación gráfica del Óptimo de Pareto. Fuente: Wikipedia
Representación gráfica del Óptimo de Pareto. Fuente: Wikipedia

Otros, como el psicólogo Rob Kurzban, prefieren pensar en el uso de los incentivos económicos para lograr que tanto las empresas como los particulares produzcan un mayor número de externalidades positivas y una menor cantidad de externalidades negativas.

Como en todo en esta vida, habrá opiniones… La mía es que, como los precios no tienen en cuenta las externalidades negativas, las decisiones económicas no pueden estar basadas en la plena eficiencia, al excluir de forma sistemática una parte de los costes. Y, obviamente, cuando unos se benefician por externalidades y otros son perjudicados por externalidades se debe tener esto en cuenta a través de ajustes como impuestos a los que se benefician y pagos a los que pierden, intentando maximizar el Óptimo del Pareto.

Pero antes de nada, pasemos a ver qué externalidades tiene un vehículo privado “clásico” con motor de combustión.

Las externalidades del vehículo de combustión

Aunque un vehículo de combustión por sí mismo no es necesariamente malo, su uso indiscriminado (diría que irracional) produce una serie de costes que el usuario no percibe.

Además, en las ciudades, debido a la intensa demanda de transporte motorizado, estos impactos resultan, incluso, más acuciantes.

Para Alfonso Letón (desde mi punto de vista uno de los mejores ingenieros jóvenes dedicados al transporte sostenible que he conocido), las externalidades se pueden clasificar de la siguiente forma (para más detalles visitar este enlace):

1) Problemas económicos:

– Costes económicos.

– Congestión.

– Pérdida de competitividad.

– Dependencia energética.

– Consumo de espacio público.

2) Problemas medioambientales:

– Contaminación.

– Cambio climático (aunque a mí me gusta hablar más de “cambio global”, respeto el título).

– Ruido.

3) Problemas sociales:

– Accidentalidad.

– Inequidad.

– Falta de accesibilidad.

¿Cuáles de estas externalidades resuelve el vehículo eléctrico?

Si nos fijamos en la lista anterior, nos daremos cuenta de que al no haber variado el concepto de coche, sólo se actúa sobre dos externalidades: contaminación y cambio climático. Así, el vehículo eléctrico no es, pues, la panacea… y su única ventaja sobre los vehículos de combustión es energética (y, en parte, económica si pensamos en términos de la teoría del economista David Ricardo en cuanto a que cuanto más escasean los recursos, más atractivas son sus alternativas y el petróleo es un recurso limitado y no renovable).

Vehículo eléctrico enchufable. Fuente: evwind.com
Vehículo eléctrico enchufable. Fuente: evwind.com

Desde 2005, el sistema eléctrico español tiene exceso de generación, con lo que se vende parte de la energía generada a países vecinos. Así, desde REE apuntan a que si en España hubiera un millón de vehículos eléctricos, la demanda anual de electricidad aumentaría en aproximadamente un 1%. Como el exceso de generación es de un 3%, esto quiere decir que el país podría integrar tres millones de vehículos eléctricos sin necesidad de aumentar la potencia instalada en la red.

Además dicen que, incluso, al cargarse preferentemente de noche, producirá un efecto de mejor reparto de la demanda eléctrica a lo largo del día. La cuestión es que el exceso de generación del sistema suele producirse por la noche, ya que baja la demanda de electricidad pero algunos sistemas de generación permanecen constantes (energía nuclear) o bien generan de manera no planificada (como la eólica). Así, se ayudaría a paliar la infrautilización de la red por las noches. Aunque esto sólo con las recargas lentas, ya que las recargas rápidas requerirían un aumento de la potencia instalada de la red.

Curva de demanda de electricidad. Fuente: Red Eléctrica Española
Curva de demanda de electricidad. Fuente: Red Eléctrica Española

Sin embargo, admitiendo como cierto lo anterior y siendo cierto que el motor eléctrico consuma casi la cuarta parte que un motor de gasolina, y la tercera parte que un motor diésel, los estudios demuestran que las mejoras en la eficiencia no suelen ir acompañadas de reducciones en el consumo total de un recurso, sino a menudo lo contrario. Es lo que se conoce como el “efecto rebote” o paradoja de Jevons. Y es que, la “conciencia tranquila” que puede provocar el uso de un coche eléctrico puede repercutir en una mayor utilización de estos automóviles.

A la vista de esto… ¿no representa el vehículo eléctrico únicamente una nueva forma de que nada cambie?

Nota: la imagen destacada, sacada de la Wikipedia, nos presenta un vehículo eléctrico del año 1913. Como vemos, no es un invento de hace unos días.

Bienvenidos a mi blog

Mi nombre es Samir Awad Núñez. Soy Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, con especialidad en Transportes, hice un máster de Transporte y Territorio y ahora me estoy doctorando. Por supuesto, con una Tesis relacionada con el mundo del transporte.

Por eso, el grueso del contenido de este blog va a estar relacionado con el transporte. La segunda pata del blog va a ser el urbanismo y casi al final de este texto os cuento el motivo. Además, estos campos son inseparables de otras disciplinas, por lo que también habrá algunas pinceladas de otros temas como: planificación territorial, geografía del transporte, economía, impacto ambiental… Las fronteras de estas áreas no son estancas, así que siempre es fácil salirse.

Puedes descargar mi currículum vitae pinchando aquí: CV Samir Awad Núñez urbanismoytransporte.com, o ver mi perfil de LinkedIn aquí.

¿Y cómo he llegado hasta aquí?

Supongo que jugar al SimCity de pequeño me hizo daño en la cabeza. Por culpa de eso, me empecé a fijar en todo lo que pasaba en las ciudades y vi cosas que no me gustaban, así que me planteé qué había que hacer para cambiarlas. La mayoría de las cosas que no me gustaban estaban en el transporte. O, como se suele denominar en las ciudades, en la movilidad.

Por otro lado, siempre me gustaron los puertos. La razón no la sé, pero siempre me han atraído.

Juntando mis dos pasiones, como quería estudiar una ingeniería, me acabé decidiendo por Caminos. Pero vamos, que podía haber terminado siendo matemático, politólogo, historiador… Tenía una lista bastante extensa de opciones apuntada en mi agenda de 2º de Bachillerato.

Durante la carrera, probé el tema de los puertos, pero no cuajó. Inmediatamente después, empecé el Proyecto de Fin de Carrera. Y resultó que no quería hacerlo de construcción porque me interesaba aprender, no coger un proyecto ya hecho y “fusilarlo”, cambiando sólo un par de cosas. Por ello, me di cuenta de que durante la carrera nos hablaban de lo bien que los camineros planifican y gestionan infraestructuras, pero lo difícil que te lo ponen para hacer un proyecto que no sea de construcción.

Total, que pasé por el aro de hacer una tercera entrega de construcción porque si no, no acababa la carrera, pero el grueso de mi proyecto era un plan de movilidad ciclista que permeabilizara la ciudad para que dejara de ser una actividad que el Ayuntamiento de Madrid entendía únicamente como ocio. Con ese proyecto, me volvió a picar el gusanillo de la movilidad.

Después, trabajando, tuve la oportunidad de hacer algunos trabajos en temas de transportes, movilidad, planificación urbana, logística, tráfico, seguridad vial, Sistemas Inteligentes de Transporte y eso que llaman SmartCities pero que a mí me parece más un nombre comercial que una idea novedosa (al menos con el tratamiento que se le está dando).

En ese periodo se me ocurrió escribir un comentario en una web de la que durante mucho tiempo fui seguidor. Me refiero a ecomovilidad.net. En el mensaje que les mandé les proponía varios temas para posts y Fer me dio una respuesta peculiar: escríbelos tú. Gracias a eso, entré como editor, lo que me permitió conocer a gente muy maja y con la que he aprendido muchísimo de movilidad y me he quedado con algunas ideas de cómo llevar un blog de la importancia de las redes sociales, de cómo comunicar y hasta alguna cosilla suelta de branding.

Desde luego, me queda prácticamente todo el camino del aprendizaje por recorrer. Pero en gran medida, por esta experiencia, he decidido “quitarme los ruedines” y empezar un blog propio. Y es que, como decía Confuncio: “Me lo contaron y lo olvidé; lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí”. Aunque para esta nueva aventura voy a contar con la ayuda de mi amiga Arantxa Getino Sanjuan, que me va a enseñar a gestionar y mejorar la web. Vamos, que me va a “sujetar el sillín” mientras aprendo a pedalear sin caerme.

¿Y por qué lo del urbanismo?

Pues básicamente porque me lo encontré de frente laboralmente hablando y porque gran parte de las políticas de movilidad están tan íntimamente ligadas al urbanismo que, o lo entiendes a la perfección, o te pierdes la mitad de la película.

También ayudaron Francisco y Javier, arquitecto y caminero respectivamente, con los que tuve la suerte de compartir espacio y proyectos (y espero volver a hacerlo pronto). Tuvimos muchos y muy variados debates, en los que para argumentar nuestra opinión buceábamos en internet en busca de nuevas referencias. Lo bueno es que eran debates en los que no nos enconábamos en nuestras posturas, sino que estábamos abiertos y con la mente dispuesta a darle la vuelta a todo y a plantear el fondo del asunto. Incluso a replantear lo que parece más establecido.

Estos debates no sólo eran sobre urbanismo. También discutimos sobre energía, informática, física, política, religión, filosofía. De todo. No prometo que no haya nada en esta línea.

Así que, esto es lo que vais a encontraros aquí

 Material mío. Parte será para enlazar con mis posts en ecomovilidad. Otra parte será material nuevo para dar salida a todo lo que no entre en el scope de ecomovilidad.

– Otras publicaciones que me interesen de todo lo que voy leyendo. Incluso me planteo que haya posts de autores invitados, pero hay que ver cómo.

– Algunas cosas que saque de clases, de conferencias, de mi Tesis, etc.

Espero que os guste