A veces en Madrid hay situaciones que nos devuelven a su pasado. Una de ellas es la “Fiesta de la trashumancia”. Se trata de un acto festivo que conmemora la tradición de la trashumancia en España y, en concreto, el acceso por la cañada real que atraviesa la ciudad de Madrid.
Se denominan cañadas reales a aquellas cañadas que quedaron reguladas por edicto real de Alfonso X el Sabio en 1273. Aunque en realidad estos caminos eran usados desde mucho antes por el pastoreo trashumante, el decreto de Alfonso X perseguía la regulación, ordenación y protección de ciertos caminos que por su importancia, uso o ubicación merecían ser preservados de posibles peligros.
Una cañada real debía tener una anchura de 90 varas castellanas (72,22 metros, ditinguiéndose así por su anchura de los cordeles, veredas y coladas) y tenían la característica de ser trazados de largo recorrido (más de 500 km) que discurrían principalmente en dirección norte-sur (con las lógicas limitaciones que impusiera la orografía). Con la regulación real, quedaba asimismo prohibido el recorte que realizaban comúnmente los propietarios de fincas colindantes mediante el movimiento de mojones, algunos de los cuales aún podían verse hasta hace poco en la ciudad de Madrid.

Así transcurre la “Fiesta de la trashumancia”
En el medio rural, como es lógico, la mayoría de las cañadas aún conserva su trazado original a pesar de que la trashumancia esté prácticamente extinta. Sin embargo, muchas cañadas reales atravesaban o pasaban cerca de poblaciones, que al crecer urbanizaron encima de las mismas, en muchos casos sin respetar su trazado y, cuando lo hicieron, las cañadas que atraviesan poblaciones lo hacen por calles asfaltadas. Éste es el caso de Madrid.
Siempre a finales del mes de octubre, los pastores trashumantes salen de la Casa de Campo por la Puerta del Rey para dirigirse por los jardines de Virgen del Puerto, giran en el Paseo de la Ciudad de Plasencia (Parque de Atenas) y enfilan por Cuesta de la Vega para llegar a la Calle Mayor, continuar por la Puerta del Sol y la calle de Alcalá hasta el Palacio de Cibeles.
Fiesta de la #Trashumancia por Madrid pic.twitter.com/J43Ow7kHgT
— A vivir Madrid (@Avivirmadrid) 23 de octubre de 2016
Una vez allí, según se estableció en la Concordia del 2 de marzo de 1418 entre los Hombres Buenos de la Mesta de los Pastores y los Procuradores del Consejo de la Villa de Madrid, los pastores realizan al Ayuntamiento de la Villa de Madrid el pago simbólico del precio por el tránsito del ganado (cincuenta maravedís por cada mil cabezas. El pago también da derecho a pastar cuatro días en los alrededores).
De este manera se pretende dar a conocer en la ciudad esta costumbre que tuvo gran importancia económica y social en España y la necesidad de conservar estos caminos (que son bienes públicos que pertenecen a las comunidades autónomas) por su importancia medioambiental, turística y social en los núcleos de población rural. Y, de paso, nos regala algunas estampas nada convencionales.

Nota: la imagen principal está extraída de la web http://planesconhijos.com
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