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Algunos apuntes sobre el transporte en Bulgaria y Macedonia

Hace unas semanas viajé a Sofía y Plovdiv (en Bulgaria) y a Skopje (Macedonia). Durante este viaje, pude apreciar algunas cuestiones referentes al transporte que me gustaría compartir por si son de utilidad para cualquiera que quiera viajar a estos lugares. De todos modos, aquí muestro sólo algunos apuntes que iba tomando a lo largo del viaje pero si queréis saber algo que no está reflejado, podéis dejar un comentario y trataré de responderos si conozco la respuesta.

El tamaño de cada ciudad

Sofía es una ciudad de un tamaño moderado, con menos de 1,5 millones de habitantes y una densidad media-baja aunque su centro urbano es bastante denso (a pesar de que su viario principal tiene unas dimensiones fuera de escala humana y eso con el frío y el viento que hacía en enero es un problemón). También es de justicia decir que, probablemente, la densidad sea más baja de lo normal porque sus parque son prácticamente bosques urbanos.

En esta foto tomada desde la azotea del “Archivo de la ciudad” (antigua cheka durante la era comunista… y guarda toda su esencia, tanto como edificio como en la alegría del personal…) se puede apreciar el dimensionamiento típico del viario.

Plovdiv es una ciudad realmente pequeña para ser la segunda mayor de Bulgaria. Tiene una población inferior a 340.000 habitantes, pero con una densidad muy superior a la de Sofía. De hecho, en orden de magnitud es parecida a la que tiene Salamanca. Quizá esta densidad, fuera de la escala búlgara actual, se deba a que la historia de esta ciudad se remonta a 6000 años atrás (lo cual, además, la convierte en una de las ciudades europeas que ha estado habitada durante más tiempo. De hecho, Nebet Tepe, la localización del primer poblamiento de la ciudad es visitable y es lugar habitual para los turistas para divisar la ciudad desde la altura).

Nebet Tepe con el centro de Plovdiv de fondo

Skopje es una ciudad de unos 700.000 habitantes con una densidad de población similar a la de Plovdiv. Sin embargo, en este caso, son las periferias las que ayudan a compensar la cifra. Y, es que, en el centro de la parte macedonia (hay otra parte otomana, poblada principalmente por turcos y albaneses, bastante densa aunque de poca altura), la cantidad de espacio público respecto al espacio construido es descomunal.

La foto está hecha en mitad de la plaza y la estatua mide como un edificio de ocho plantas, lo que espero que dé una idea del gran tamaño que tiene.

El transporte público en cada ciudad

Sofía y Skopje, como capitales que son, tienen tupidas redes de transporte. Eso sí, mientras que en Skopje la red se basa exclusivamente en autobuses (muchos de ellos de dos plantas, que recuerdan a los míticos autobuses londinenses), Sofía tiene una diversidad modal de lo más interesante cubriendo más de 250 rutas: buses, trolebuses, tranvías, metro y un sistema que se llama Marshrutka que básicamente consiste en unas furgonetas de 12 plazas que hacen las veces de “taxis colectivos”. Circulan por la ciudad a lo largo de rutas establecidas, pero los viajeros pueden pararlas y bajarse en cualquier punto del recorrido.

El precio de todos los títulos de transporte es de 1,60 Lv (unos 0,80€), a excepción de las Marshrutkas que cuestan más o menos el doble y duran una hora. El precio de 1,60Lv sirve incluso para los buses al aeropuerto o para llegar hasta la Terminal 2 del mismo en metro. Eso sí, si tu billete es de bus, tienes una hora de bus, si es de metro una hora de metro, etc, pero no se puede trasbordar sin comprar otro billete. También hay tarjetas de 10 viajes que cuestan 13 Lv (unos 7,5€) y se compran en un puesto enfrente de la mezquita Banya Bashi y al lado de las fuentes de agua mineral que hay en la calle Ekzarh Yosif.

Fuente: Wikimedia Commons

De todos modos, en Skopje están haciendo un esfuerzo importante por mejorar su transporte público, tanto en rutas como en flota (no hay buses de más de 7 años) y han recurrido incluso a su gratuidad para disminuir la contaminación.

Por su parte, Plovdiv tiene una red de buses que, si bien es moderada, cubre prácticamente toda la ciudad.

Viajar de Sofía a Skopje y de Sofía a Plovdiv

La mejor opción en ambos casos es ir en autobús. Los trenes búlgaros no es que sean una maravilla y, en el caso de la ruta Sofía-Skopje, el cambio de tren se hace en Niš (Serbia), lo que exige el paso de dos fronteras con sus respectivos controles (ni Serbia ni Macedonia están en la Unión Europea ni en el espacio de Schengen y, aunque no haga falta visado, se tarda en cruzar las fronteras).

El “bus” (en realidad, una furgoneta de 12 plazas. Aunque nos costó entre ida y vuelta unos 32€, que para un viaje así no está nada mal) de Sofía a Skopje tarda entre 5 y 6 horas dependiendo de las condiciones climáticas y del tiempo necesario para cruzar el paso fronterizo. A la vuelta, con una nevada inmensa y un problema burocrático porque iba en nuestro bus un ciudadano macedonio que había vivido ilegalmente en Grecia, tardamos casi 7 horas. Además, es común, por lo que nos contaron, que en ese sentido haya problemas porque en Macedonia hay unos problemas de paro enormes y muchos son los que se ven obligados a jugarse el tipo para buscarse una vida mejor en otros países y Bulgaria es su punto de entrada.

El bus de Sofía a Plovdiv tarda unas dos horas y cuesta unos 6€ por viaje. Resulta curioso que según entra en Plovdiv lo hace al lado del centro urbano, a los pies del teatro romano. Nosotros no lo sabíamos y, en lugar de bajarnos en esa primera parada, nos bajamos en la segunda, que corresponde a la estación central, situada en la periferia. Tampoco fue muy problemático porque los buses 7, 20 y 26 paran en la puerta y te dejan en el centro en menos de 5 minutos por 1 Lv (0,50 €). De hecho, también se puede hacer caminando en menos de 15 minutos, pero nos lo pintaron como que estaba tan lejos, que no nos la jugamos y a la ida fuimos en bus pero, a la vuelta, ya con el plano de la ciudad en la cabeza y hecha una idea de las distancias, volvimos andando.

Eso sí, ¡cuidado con la hora del último bus a Sofía! Confiados de nosotros, como el transporte público dura hasta tan tarde, dimos por hecho que podríamos volver sin preocuparnos por coger el billete de vuelta y hasta una hora razonable. Pues bien, el último bus sale a las 20:00h y llegamos a la estación a las 20.15h. Al ir a la taquilla, la mujer más gris que he visto en mi vida nos dijo que el siguiente bus salía a las 6:00h y, sin inmutarse lo más mínimo, siguió a sus cosas. Así pues, decidimos intentarlo en tren, puesto que la estación estaba al lado: tampoco, el siguiente tren salía a las 3:20h y os aseguro que no era una estación en la que apeteciera quedarse hasta esa hora… Así pues, volvimos a la estación de buses y, tras valorar las opciones, decidimos preguntar a la gente que estaba esperando si sabían cómo podíamos ir. Sólo una chica hablaba inglés (al contrario que en Sofía, que lo habla prácticamente todo el mundo). Nuestra única opción, por lo que nos dijo, era ir en taxi y se ofreció a llamarlo y negociar el precio. Resultaron ser 120 Lv. Yo llevaba en la cartera 70 Lv pero, por suerte, me había guardado en la riñonera 50 Lv por si las moscas el último día para ir al aeropuerto. Por supuesto, no se podía pagar con tarjeta ni había cajeros cerca (o no los vimos al llegar). Vamos, que tuvimos la mayor suerte de nuestras vidas y llevábamos el dinero justo.

La chica nos dijo que el taxi era de la compañía 6155 y, ante tanta advertencia sobre los timos en taxis tanto en internet como en los alojamientos, íbamos un poco acojonados. En 5 minutos llegaron 5 taxis de esa compañía y no nos conseguíamos entender con los taxistas, que sólo hablaban en búlgaro. Así pues, volví a entrar en la estación pero, ¡la chica ya no estaba! Así pues, le dije al de seguridad que si podía venir conmigo porque había visto que sabía una chispa de inglés y el pobre me llevó lo primero a la taquilla… jajaja. Total, que cuando conseguí que viniera conmigo a coger el taxi, habló con una taxista que le dijo que nos llevaba por 120 Lv. Sin saber si era o no la misma, nos montamos. Eso sí, nos pidió que le adelantáramos el dinero. Nos tocó fiarnos, pero si nos la hubiera jugado, nos habríamos quedado sin llegar y sin dinero… Menos mal que los búlgaros deben ser bastante de fiar…

La instrucción que dimos fue “Serdika, in the city center” y echamos a andar. La mujer debió hacer el negocio de su vida porque se pasó un rato llamado a todo el mundo por teléfono y diciendo algo que no entendíamos más allá de “espaniska” y “Sofía” mientras se descojonaba viva.

Total, un viaje de los más raros de mi vida, pendiente todo el tiempo de por dónde íbamos y, al entrar a Sofía, veo que la mujer en vez de ir al centro urbano, tira hacia un punto que según mi GPS está a unos 9 Km. ¡Nos estaba llevando a “Serdika Sentar” (me he inventado la transcripción, pero sonaba así), un centro comercial! Ahí además nos quedamos ambos sin batería en el móvil y cuando quería dejarnos allí pedimos que preguntara a la gente por la calle por “Serdika metro” que es como nos dio tiempo de ver que podía guiarse. Primer grupo y le dicen que estamos en “Serdika” y puede dejarnos allí porque hay una estación de metro cerca (o eso interpretamos por las señas y las dos palabras en inglés que hablaban). Ya el segundo grupo, de chavales jóvenes, hablaban inglés perfectamente y les pudimos explicar la situación e indicaron a la taxista para que nos llevara a nuestro destino. Esta vez sí, nos llevó perfectamente y llegamos donde queríamos llegar. Desde luego, una anécdota para contarles a nuestros nietos…

Curiosidades

  • A nivel interurbano, las carreteras búlgaras son infinitamente mejores que las macedonias. De hecho, se nota el paso de la frontera no sólo en que te piden 3 veces el pasaporte y te hacen abrir el equipaje sino también en lo que se mueve el bus: nada en el caso búlgaro, todo lo que os podías imaginar en el caso macedonio.
  • Para cruzar el viario principal hay que ir tanto en Sofía como en Plovdiv por unas galerías subterráneas, muy al estilo de las que ya comenté cuando viajé a Varsovia.

  • En Sofía, para cruzar el viario secundario, sobre todo en las combinaciones de calles con tranvía o trolebús, hay que pulsar en estos postes. Si no, no cruzas.

  • En realidad, el tamaño de las tres ciudades las hace perfectamente caminables. Salvo para ir al Museo del Arte Socialista en Sofía, no hay una necesidad real de utilizar el transporte público. Como curiosidad, decir que lo más interesante del museo son las esculturas que hay en el jardín y esa parte es gratuita, exactamente igual que la mayoría de exposiciones y templos. Entre los templos, sólo hay que pagar para entrar en la sinagoga. Bueno, pagar y pasar un control de seguridad. Cuando vi que había que pagar preferí no hacerlo porque ya he visto otras sinagogas y no suelen tener nada muy especial y se ven en un minuto… Total, que me ofrecieron gentilmente esperar a mi compañera en la calle, a -3ºC…).
  • Se aparca mucho en las aceras. En Skopje, como podéis ver en la foto del bus, de forma informal; en Sofía y Plovdiv, porque hay espacios reservados para ello. Esto ya lo he visto en más sitios, como en Zagreb, pero no deja de sorprenderme.
  • En las proximidades del Museo del Arte Socialista en Sofía hay un tramo de metro sobre la cota del viario. Sin embargo, para evitar el ruido y los problemas de vialidad invernal, va dentro de un falso túnel de plástico de lo más curioso.

  • Posiblemente, si tardáis en ir a Plovdiv, nada de lo que he contado sea exactamente así porque va a ser la Capital Europea de la Cultura en 2019 y le están dando un lavado de cara a toda la ciudad que para qué. Y, además, el ayuntamiento está promoviendo tanto el centro, que se pueden ver los primeros signos de una gentrificación que promete revolver la ciudad. De momento, hay un montón de murales con un estilo típicamente occidental en una parte del centro y ya tienen un par de bares con bicis en la puerta y una tienda de productos bio que nada tienen que ver con el resto del entorno, muchísimo más tradicional y con un marcado toque otomano.

  • Al lado del Parlamento Macedonio, en Skopje, vi una de las soluciones más curiosas que he podido ver para el giro a izquierda para bicis. De momento, no da mucho problema porque apenas se ven bicis (o coincidió, por ser enero), pero como haya muchas en algún momento, vaya fricciones con los peatones. Os dejo la foto y así podéis juzgar vosotros mismos.


Espero que os haya gustado este resumen y os recuerdo que podéis leer todos los posts de viajes aquí.

 

Medios de transporte alternativos (5ª parte)

¡Allá va la 5ª entrega de esta serie! Veréis que el grueso del post está relacionado con tipos de tracción que no son los habituales, pero también hay elementos que se relacionan con el resto de la serie y, es que, es muy difícil separar de forma estanca todas estas tecnologías. De hecho, si podemos extraer una enseñanza de esta serie es que el transporte ha innovado y sigue innovando pero dando pasos cortos que relacionan unos medios de transporte con otros para intentar obtener ese diferencial que hace más competitivo a cada medio sobre el resto.

Señales especiales para el carril peatón

En la anterior entrega hablamos del carril para peatones rápidos que se viene estrenando por doquier. Pues bien, resulta que además de andar lentamente, los “smombies” (término que surge como híbrido entre las palabras inglesas “smartphone” y “zombie”) también cruzan. Y, claro, si se cruza sin prestar atención se asume un riesgo importante.

Por eso, han surgido algunas señales y es curioso ver a quién se dirigen, de acuerdo a la idiosincrasia del país:

En EEUU (en concreto, en Hayward, California), podemos encontrar esta señal que advierte a los peatones para que no usen el móvil mientras cruzan (¡normal!):

Fuente: www.movilzona.es
Fuente: www.movilzona.es

Y en Estocolmo (Suecia) vemos el ejemplo contrario, una señal que alerta a los conductores de la presencia de “smombies” sueltos en las inmediaciones. En este sentido, implica a los conductores y no sólo a los peatones:

Fuente: www.bbc.com
Fuente: www.bbc.com

Tecnologías ferroviarias no convencionales

Estamos acostumbrados a que la tracción ferroviaria sea o bien eléctrica (con todas las variantes que las fuentes de energía permiten, pero eléctrica al fin y al cabo) o diésel y que de ahí no nos saquen, pero hay otras formas de tracción. Lo mismo pasa con la rodadura: lo convencional es la rodadura metálica sobre dos carriles también metálicos.

De una de las tecnologías alternativas ya hablamos en la segunda entrega de la serie: los volantes inerciales de los girobuses. De hecho, no es una forma de tracción que se explote como tal, pero sí que está teniendo cierto tirón como forma de acumulación de la energía recuperada del frenado de los trenes. Y, es que, aunque no se trate de la forma más elegante de acumular la energía, funciona.

Vamos a analizar otras alternativas a los elementos que parecen tan establecidos para la tracción y la rodadura:

Trenes de levitación magnética

Seguro que con inspiración en la famosa escena de Los Simpson en que “La pequeña Vicky” dice aquello de “¿Por qué caminar si podemos bailar? Esbeltos y musculosos niños marcianos, os traemos caramelos”, los ingenieros japoneses pensaron “¿Por qué rodar pudiendo levitar?” (aunque pueda tener poca gracia, es broma, no vaya a pensar alguien que es cierto o, peor, que me lo creo yo mismo). 

Y ahí tenemos, moles de metal levitando grácilmente. ¿Para qué? Para vencer el rozamiento y conseguir grandes velocidades sin que el consumo de energía se dispare (en realidad “se dispare tanto” porque a esas velocidades el consumo es una pasada igualmente para poder vencer la resistencia del viento).

(Para verla más grande, pulsad en la imagen)
(Para verla más grande, pulsad en la imagen)

Aerotrén

Pero la levitación magnética, aunque usa una tecnología más reciente, no explota una idea nueva. La idea de reducir el rozamiento ya existía con el aerotrén: una especie de “ferrocarril” que circula sobre un cojín de aire encima de una guía que actúa a modo de carril pero que solía ser de hormigón bien armado. Es cierto que esta tecnología no triunfó más allá de las primeras pruebas, pero seguro que inspiró a los desarrolladores de los trenes de levitación magnética.

(Pinchad en la imagen porque lleva a un reportaje sobre el recorrido histórico del aerotrén que es sencillamente impresionante)
(Pinchad en la imagen porque lleva a un reportaje sobre el recorrido histórico del aerotrén que es sencillamente impresionante)

Pero el aerotrén tampoco nació de la nada, sino que se basó en una especie de “avión guiado” que recorría un monorraíl y que se llegó a plantear como solución para unir el Reino Unido y Francia cuando el Eurostar parecía aún ciencia ficción. Como vemos, el transporte se mueve en pequeños pasos.

Trenes atmosférico y neumático

En realidad, estos dos tipos de trenes son casi lo mismo, pero con un pequeño matiz: el tren atmosférico es un vehículo que emplea como motor el aire comprimido en el interior de un tubo, mientras que en el sistema neumático  el vehículo es empujado por aire comprimido, como si fuera un émbolo.

¿Habéis visto cómo mandan los documentos burocráticos en Futurama? ¡Pues esa tecnología ya existía en el s. XIX y llegó a aplicarse al ferrocarril!

La idea es sencilla: un tubo, presiones diferentes en ambos extremos y conocimiento de física para saber que eso produce un efecto de succión. Sencilla ahora, seguro que hace 200 años no. La cuestión es que se empezó usando para el correo, pero funcionó tan bien que en un momento dado decidió intentarse replicar para viajeros.

Fuente: http://www.columbia.edu/~brennan/beach/chapter2.html
Fuente: http://www.columbia.edu/~brennan/beach/chapter2.html

Y, de hecho, es una tecnología que llegó a competir con la tracción a vapor, aunque finalmente fue ésta última la que se impuso debido a los problemas de la tracción neumática. Pero en esos años nos dejó unas imágenes preciosas como ésta:

Fuente: http://www.exetermemories.co.uk/em/_events/atmospheric_railway.php
Fuente: http://www.exetermemories.co.uk/em/_events/atmospheric_railway.php

¡Y sirvió de inspiración al futurista Hyperloop!

Trenes a reacción

A finales de la década de los 60 del s. XX el ferrocarril estaba de capa caída por la popularización de las autopistas y del transporte aéreo. Así, había que buscar formas de hacer más competitivo el ferrocarril. Y juntando esta necesidad con la moda de los motores a reacción, todo encajaba: había que adaptar los trenes convencionales con estos motores (¿no os recuerda a ahora, cuando todo tiene que ser eléctrico y Smart?). Se inició así una de las carreras entre la URSS y los Estados Unidos (os dejo aquí la historia y aquí cómo terminó abandonado uno de los vehículos –vaya pena que acabe así una parte de la historia del transporte-).

Fuente: www.microsiervos.com
Fuente: www.microsiervos.com

Rodadura neumática

Una de las cosas que más me sorprendió de mi viaje a París fue que la línea 11 de metro tuviera rodadura neumática. Sin embargo, por lo que he investigado, es algo relativamente común y, como poco, en Ciudad de Méjico y Montreal el metro también tiene este sistema y tampoco es un tipo de rodadura vanguardista: se desarrolló para la Exposición Universal de 1900. Presenta algunas ventajas sobre la rodadura metálica: reduce el ruido y las vibraciones

en los compartimentos de viajeros y además permite aceleraciones y deceleraciones mayores (doy fe de que en la línea 11 del metro de París se nota esto último). Esto tiene dos consecuencias fundamentales: disminuye la distancia entre trenes (ideal para el servicio, pues aumenta la capacidad de la línea) y permite pendientes más pronunciadas (perfecto para flexibilizar el diseño de la infraestructura). También tiene contras, como el mayor consumo de energía y una menor velocidad punta (claro, porque hay más rozamiento), pero teniendo en cuenta que para los metros prima la aceleración sobre la velocidad, me parece una solución muy adecuada.

Nuevos trenes del metro de Montreal, fabricados por CAF. Fuente: http://www.vialibre-ffe.com/noticias.asp?not=11669
Nuevos trenes del metro de Montreal, fabricados por CAF. Fuente: http://www.vialibre-ffe.com

¿Por qué hay que elegir entre el ferrocarril y la carretera?

Uno de los principales problemas del ferrocarril frente a la carretera es que los servicios de transporte que permite son menos flexibles debido a la rigidez de la infraestructura. Pero, ¿por qué elegir pudiendo tenerlo todo?

Vehículo dual en Hokkaido. Fuente: WikiCommons
Vehículo dual en Hokkaido. Fuente: WikiCommons
¿No os recuerda en cierta medida a los BRTs? Echadle un ojo a la evolución: http://citytransport.info/OBahn.htm
¿No os recuerda en cierta medida a los BRTs? Echadle un ojo a la evolución: http://citytransport.info/OBahn.htm

Carreteras con catenaria para camiones híbridos

Siemens ha puesto en marcha un proyecto en Suecia que, combinado con la tecnología híbrida de los camiones Scania “provocará una reducción en el consumo de combustible y en las emisiones, mientras el pantógrafo inteligente garantiza que los vehículos para autopistas eléctricas sean tan flexibles como los convencionales”. Vamos, otros que no quieren tener que elegir…

Hasta que recopile más experiencias y curiosidades, ésta será la última entrega de la serie. Espero que os haya resultado interesante y que la hayáis disfrutado, al menos, tanto como yo preparándola. Además, he añadido una novedad a la primera entrega de la serie, así que no os la perdáis.

Recopilación de noticias de enero de 2016

Este mes de enero ha sido el mes con mayor número de visitas a la web, superando ampliamente las 6000 sesiones. Y eso a pesar de los malísimos números de la primera semana (seguramente, por las fiestas). Un tercio de las visitas han sido para leer sobre cómo reclamarle a Renfe si tu tren se retrasa. Como cada una de ellas se traduzca en una reclamación, en Renfe deben estar para pedir mi cabeza. Además, ha sido el mes en el que he defendido la Tesis y mi hermano ha presentado el Trabajo de Fin de Grado y esto también ha llevado al alza el número de visitas. Y, por último, han colaborado a estos buenos resultados los posts clásicos: puertos secos, trazabilidad e indicadores.

Como novedad, también he cambiado este mes la bio del blog y me he hecho tarjetas nuevas (el diseño es de Mar Villar, así que si os gustan, ¡ya sabéis!):

Recopilación de noticias de enero de 2016


Vamos con las noticias del mes:

  1. Mapas isócronos de viajes en tren en Europa [enlace]
  2. Germany Launches Its National ‘Bike Autobahn’ Cycle Network [enlace]
  3. Récord de velocidad ferroviaria, 1955 [enlace]
  4. Motorway removed to bring back the original water [enlace]
  5. Jane Jacobs y la autopista que nunca se construyó en Nueva York [enlace]
  6. De cómo la ciudad de Madrid fue tomando su forma [enlace]
  7. Esta estudiante y única pasajera es la razón por la que esta estación de tren no ha cerrado [enlace 1]. Una noticia curiosa y hasta tierna, pero con un desenlace bastante desagradable por la viralidad de la noticia [enlace 2]
  8. Nuevo protocolo de contaminación ¿Qué cambia? [enlace]
  9. Primer plano para caminar de Salamanca [enlace]
  10. Un paseo en bici por el Ebro, literalmente [enlace]. Esta bici habrá que añadirla a futuras entregas de la serie sobre los medios de transporte alternativos [enlace 1, enlace 2]
  11. ¿Estamos construyendo ciudades amables para caminar? [enlace]
  12. Least Resistance: How Desire Paths Can Lead to Better Design [enlace]
  13. Self-driving electric bus begins testing on public roads [enlace]
  14. The tube at a standstill: why TfL stopped people walking up the escalators [enlace]
  15. Caminar como técnica para pensar [enlace]

Y, por último: 1) un vídeo chulísimo para demostrar que a veces la ganancia de espacio público no va ni siquiera en detrimento del tráfico rodado privado; 2) una denuncia y 3) un aviso importante.

El vídeo:

Mierīgi! from Fine Young Urbanists on Vimeo.

La denuncia:

La permisividad de la policía municipal con los coches y las motos mal estacionados, incluso en lugares donde representan un peligro para colectivos que deberían ser especialmente protegidos, como los invidentes.

En ecomovilidad.net estamos estudiando la posibilidad de lanzar una campaña de denuncia de estas prácticas. Así que, de salir adelante, iré hablando de ella por aquí.

El aviso:

Ya podéis votar para opinar sobre cómo queréis que sea la reforma de la Plaza de España. Tenéis hasta el 8 de marzo para votar por internet o presencialmente en las diferentes sedes que ha preparado el ayuntamiento.

Recopilación de noticias de enero de 2016

La conquista de la velocidad

Los ferrocarriles han competido siempre por las marcas de comodidad, buen servicio y velocidad. Sin embargo, de las tres características anteriormente señaladas la velocidad siempre ha supuesto un reto y un hito a alcanzar para los principales ferrocarriles del mundo desde el siglo XIX hasta la actualidad. De esta forma, desde los primeros tiempos del vapor se batieron y se batirán marcas de velocidad en los países que compiten por lograr un récord absoluto con un tren de alta velocidad.

En los primeros años del ferrocarril, la velocidad que podían alcanzar las locomotoras de vapor era irrisoria en comparación con los trenes de alta velocidad que atraviesan Europa. Así, en 1830 la Tom Thumb, una de la primeras locomotoras americanas, realizó su prueba inaugural en un tramo de 21 kilómetros del Baltimore and Ohio Railroad. En esta prueba, compitió también con un vagón tirado por el caballo. ¡Llegó antes el caballo! Sin embargo, con el desarrollo del ferrocarril decimonónico, la velocidad empezó a ser un objetivo importante.

Tom Thumb (American Rails)
Locomotora Tom Thumb (American Rails)

Para Gran Bretaña y Estados Unidos, países con las mayores y mejores redes de ferrocarriles en aquel momento, una de las principales metas era franquear la meta de a cien millas por hora (161 km/h). Este objetivo se proclamó logrado en 1893 cuando, el New York Central Railroad afirmó que su máquina de vapor 999 había sido la primera en superar las 100 millas por hora en la línea Empire State Express. En 1904 se afirmó de una británica que había conseguido 164 km por hora. Pero ambas reivindicaciones suscitaron grandes dudas y controversias al no poder comprobarse fehacientemente dichos logros. Actualmente no se reconocen dichas marcas.

Para ver estos records cumplidos, tenemos que viajar hasta los años 30, ya en pleno siglo XX. De esta forma, las primeras máquinas de vapor concebidas para alcanzar los ya míticos 161 km/h fueron las máquinas de vapor del servicio Hiawatha de 1935, que cubrían los 663 km entre Chicago y Minneápolis. Este servicio conserva la marca mundial de recorrido regular más rápido con máquinas de vapor entre dos estaciones con un promedio de 130 km/h en un tramo de 127 km.

En el Reino Unido, la estilizada locomotora Mallard, diseñada por el ingeniero británico sir Nigel Greslay introduciendo los más modernos conocimientos en aerodinámica, batió en 1938 la marca mundial de velocidad para un máquina de vapor con 203 km/h. Fue con un tren especial en una cuesta abajo de la línea principal Londres–Edimburgo. Esta marca no ha sido superada por una máquina de vapor.

Mallard
Locomotora Mallard

El inicio del siglo XX trajo consigo los primeros desarrollos de tracción eléctrica y diesel que, si bien, no sustituyó inmediatamente a la tracción a vapor, sí permitió sentar las bases para producir una gran evolución del ferrocarril en la segunda mitad del siglo XX y siglo XXI.

Tras la II Guerra Mundial y la popularización del transporte aéreo, el ferrocarril decae con fuerza en muchos países, como por ejemplo en Estados Unidos. Sin embargo, los progresos y la conquista de la velocidad se mantienen en Japón, en la Europa continental y, ya en el siglo XXI en China.

La primera gran marca de velocidad de la postguerra fue alcanzar los 331 km/h en 1955 mediante el uso de locomotoras eléctricas en Francia. Este hito, que tardaría muchos años en ser superado, marcó el principio de la primacía de Francia y su compañía de ferrocarriles SNCF en los trenes de alta de velocidad, tal y como se verá más adelante.

Inaugurado en 1964, con motivo de los Juegos Olímpicos de Tokio, el Shinkansen o “nuevo ferrocarril de alta velocidad” fue el primero en todo el mundo en el ámbito de la alta velocidad. En 1965 este ferrocarril nipón lograba un promedio de velocidad de 163 kilómetros por hora con un máximo de 210 km/h. Sin embargo, y a pesar de lo que comúnmente se piensa, el tren bala japonés no fue el primer servicio comercial de alta velocidad. Este puesto le corresponde al tren italiano ElettroTreno que en 1939 alcanzó velocidades comerciales superiores a los 200 km/h en el recorrido Roma–Nápoles.

ElettroTreno
ElettroTreno

El TGV (Train à Grande Vitesse) fue introducido en los años ochenta en el trayecto París–Lyon, alcanzando un promedio de 212 km/h. Durante las pruebas anteriores a la apertura de la segunda línea en 1990, un TGV ligeramente modificado consiguió la marca de 515,5 km por hora. El 13 de febrero de 2006, el TGV francés consiguió superar su récord de velocidad en el tramo París-Estrasburgo (el servicio con la velocidad media más alta de Europa), alcanzando los 553 km/h. Sin embargo, esta prueba no fue reconocida ni por SNCF ni por Alstom. Así, en 2007 un tren Alstom V-150 volvió a batir el récord mundial de velocidad sobre raíles al circular a 574,8 km/h en uno de los tramos de la línea París-Estrasburgo. En este caso la prueba sí fue realizada por SNCF y Alstom. Por su parte, el tren alemán ICE fue introducido en 1991 en trazados ya existentes y mejorados, aunque también se emplea en vías especiales de alta velocidad. En pruebas logró 404 km/h que fue marca mundial durante breve tiempo.

TGV Strasbourg-París
TGV Strasbourg-París

En los últimos años, China ha realizado un enorme desarrollo de su red ferroviaria. Poniendo el foco de atención en la conquista de la velocidad, es necesario señalar las importantes inversiones en trenes de levitación magnética de alta velocidad. Éste es el caso del Maglev Transrapid, capaz de realizar el recorrido de 30 km entre Shanghái y su aeropuerto en tan solo 8 minutos, con puntas de velocidad de 430 km/h.

Maglev Transrapid
Maglev Transrapid

Como se ha visto en este artículo, la conquista de la velocidad ha condicionado enormemente la evolución del ferrocarril. Con toda probabilidad, las próximas décadas asistiremos al desarrollo de nuevas tecnologías que permitan día a día superar las barreras de velocidad existentes en la actualidad en condiciones de seguridad, confort y cuidado del medio ambiente.


El artículo de hoy lo ha escrito Javier de las Heras, quien ya lleva escritos 5 artículos por aquí. Si sigue a este ritmo, habrá que habilitarle un usuario como editor del blog.

 

Jornada ferroviaria entre Frankfurt y París (+ El transporte en Strabourg)

Para ir de Frankfurt a París opté por el tren, dado que volar me gusta lo justo, el tren me apasiona y si pasaba por Strasbourg iba a tener la oportunidad de montar en el tren más rápido del mundo (sobre raíles, porque es el segundo más rápido si tenemos en cuenta también el Maglev, de levitación magnética. Y a ver cuánto dura el récord, porque ya se está hablando de velocidades que parecen sacadas de la ciencia ficción).

Así, pues, mi plan fue madrugar mucho para llegar temprano a Strasbourg, visitarla y por la tarde ir a París. A las 5:30 ya estaba en marcha para coger a las 6:14 mi primer tren del día, entre Frankfurt y Karlsruhe operado por DB Bahn. Destrozando todos los tópicos, el tren salió casi una hora tarde, con el consiguiente cabreo de los pasajeros. Yo estaba algo intranquilo porque en Karlsruhe me esperaba el segundo tren, que me llevaría a Strasbourg. Pero, por suerte, tuve la precaución de coger el billete conjunto con bastante margen (benditas traducciones de la web de DB Bahn, porque en alemán jamás me habría enterado igual de bien de lo que compraba. Renfe Viajeros tiene amplio margen de mejora y las comparaciones son odiosas). Aunque debo decir que parte de ese margen fue adrede para poder buscar dentro y fuera de la estación de Karlsruhe los “tranvías-trenes” de la ciudad.

Jornada ferroviaria entre Frankfurt y París
Aunque la imagen sea antigua, siguen funcionando. Fuente: Wikimedia.

Pero a lo que iba: el tren salía tarde. El motivo que dieron por megafonía (sólo en alemán. Me enteré porque pregunté a otro pasajero) es que estábamos esperando a varios pasajeros que hacían el trasbordo desde otro tren que se había retrasado. Una mala solución, porque así se puede transmitir el retraso “ad eternum” y seguro que hay otras soluciones mejores.

Finalmente, el tren salió y por el camino nos cruzamos con varios mercancías espectaculares. Ojalá esa longitud de trenes en España para hacer más competitivo el sector a través de economías de escala y su colaboración-competencia con la carretera para echar a rodar el transporte intermodal (y no son ideas ni mías ni nuevas, ya estaba aquí y llevan años queriendo ponerse en marcha).

Y, llegué a Karlsruhe 15 minutos antes de tener que coger el siguiente tren, operado por SNCF, que me llevaría a Strasbourg. Yendo con tan poco tiempo, la calidad de la información de la estación resultó de gran ayuda y di con el andén a la primera, en el cual se indicaba dónde posicionarse según tu coche.

Esquemas de la posición de- los coches de los trenes en la estación de Karlsruhe

Lo curioso de este tren es que, pese a estar operado por SNCF, el personal de a bordo era de DB Bahn. El tren salió 4 minutos tarde, algo asumible después del anterior retraso. Era un tren muy chulo con dos pisos, aunque las dimensiones utilizadas para aumentar su capacidad, al menos en 2ª clase, lo hacían estrecho y el espacio para equipajes era bastante pequeño (a los que entramos nuevos, ya que era una parada intermedia, nos tocó dejarlo en el pasillo o en el asiento de al lado).

En este tren la información se transmitía en alemán, francés e inglés y no sólo en megafonía sino que a medida que lo decían, lo ponían escrito en los televisores. A pesar de la alta velocidad (247km/h de punta, 236km/h de velocidad sostenida), no había nada de movimiento de lazo. Tras menos de media hora la llegada fue completamente puntual.

Una vez en Strasbourg, dejé la maleta en la consigna (a 5,50€) y me hice con un billete de un día por 4,50€, que es válido para todos los transportes metropolitanos. Y, es que, para ir a las instituciones europeas (Parlamento Europeo, Eurocuerpo, Europol, Corte Europea de los Derechos Humanos,…), o tienes muchísimo tiempo por delante o es mejor ir en transporte público. También hay billetes para combinar larga distancia con el transporte metropolitano pero con los billetes de SNCF y el mío era de DB Bahn.

Después visité la ciudad, que me pareció muy bonita y muy amable para vivir. Y, para ser una ciudad de casi medio millón de habitantes y con el peso administrativo que tiene, se me hizo casi hasta pequeña.

Plaza Kléber
Plaza Kléber (la plaza más céntrica de la ciudad)

El transporte en la ciudad es sencillo: 1) 6 líneas de tranvía (con las letras A a F) en una red de estructura radial con centro en Homme de Fer, justo al lado de la Plaza Kléber, que es la más céntrica de la ciudad. La red está perfectamente integrada a nivel urbano (apenas hay interferencias con las movilidades peatonal y ciclista); 2) una especie de BRT que complementa a la red de tranvías a modo de línea G (pensaba que era un translohr y, claro, pregunté a varias personas y nadie entendió a qué me refería. Así que al volver a España lo busqué y resultó que era un BRT y era normal que no me entendieran); 3) una red bastante extensa con 27 líneas de autobuses que no cubren sólo la ciudad sino toda la Eurometrópoli de Strasbourg (una eurorregión entre Francia y Alemania que funciona desde 2005); 4) aunque me faltan datos para demostrarlo, las distancias que hay en la ciudad y el respeto por los usos urbanos me anima a pensar que en el reparto modal las movilidades peatonal y ciclista son las que se llevan la medalla de oro (de hecho, es la 4ª ciudad más “bike friendly” según el Ranking  Copenhagenize 2015, lo que no me extraña nada después de haberla visitado).

Calles peatonales en Strasbourg
Calles peatonales en Strasbourg
Estación de Homme de Fer
Estación de Homme de Fer

Por la tarde cogí por fin el tren más rápido del mundo en mi camino a París. Esta vez en 1ª clase porque, fuera de toda lógica, me salía más barato que en 2ª. Esta vez, el coche era mucho más amplio y el asiento de los más cómodos que he disfrutado en un transporte público. Una vez más, salida puntualísima, imperceptible el movimiento de lazo y llegada 4 minutos antes de tiempo.

Como experiencia resulta muy curiosa. Aunque, como digo, no hay apenas movimiento de lazo, sí que se nota la inercia cuando se sale de la curva de transición, imagino que por aquello que nos contaban en física de que la aceleración normal a las curvas es proporcional al cuadrado de la velocidad tangencial. Además, en los túneles (varios, pero todos cortos), se nota muchísimo en los oídos el efecto pistón. Y cuando acelera a tope es una pasada: suena un silbido y en pocos segundos el tren coge una velocidad de 359 km/h.

Aunque el cristal del tren estaba bastante sucio, así se ve el mundo a casi 360km/h
Aunque el cristal del tren estaba bastante sucio, así se ve el mundo a casi 360km/h

Una vez en París, cogí el metro para ir de la Gare del’Est a la Gare de Lyon para ir al restaurante en que había quedado para cenar con mis amigos parisinos. Pero la continuación de la historia tiene que esperar aún.