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Calles completas para ciudades vivas, diversas, seguras y para todos

Mañana, 2 de septiembre, tiene lugar TEDxMadrid 2017. Este año el tema central es la reflexión acerca de “si ha llegado el momento de simplificar, de librarse de lo superfluo, de restar para poder avanzar”. Si aplicamos esto a las ciudades, podemos preguntarnos qué elementos y características son las que hacen que una calle nos guste y otra no, cuáles hacen que una calle nos resulte segura o cómoda y otra no,… En general, las calles que nos gustan son lo que podemos denominar como calles completas. ¿Y qué son las calles completas? Muy sencillo: son aquellas calles que permiten usos diversos, que están diseñadas y construidas para facilitar el acceso seguro a todo tipo de usuarios y que ofrecen a las personas una variedad de opciones para moverse con facilidad y seguridad.

Entonces, ¿por qué se diseñan calles que no son calles completas? A la hora de diseñar las ciudades, no todas las calles tienen que ser iguales porque una de las riquezas de las ciudades es su diversidad. Ésta, se reduce cuando en la lucha por el espacio hay un modo que copa la mayoría del espacio público y marca el diseño de las ciudades. El caso más extendido de pérdida de diversidad se produce cuando el diseño se orienta exclusivamente para la circulación de los coches. Hace nada os contaba un ejemplo de Marruecos, donde el diseño para el tráfico llega hasta cotas tan locas como que haya semáforos en la entrada a las glorietas pero no en la salida para evitar atascos.

En los últimos años, este modelo cochecentrista se está discutiendo y surgen diseños alternativos que, como novedades que son, no están exentas de polémicas. Uno de estos modelos, en el que trabajamos desde Hécate Ingeniería (empresa en la que trabajo) y Paisaje Transversal, es el de calles completas. Para presentarlo en TEDxMadrid, hemos preparado una ponencia que presentará nuestro compañero Iñaki Romero mañana más o menos hacia las 16:00h (quizá se adelante o retrase un poco dependiendo del ritmo de presentación del evento, así que es recomendable que estéis atentos desde un poco antes). La podréis seguir por streaming y también actualizaré esta entrada para compartir el vídeo en el blog y en redes sociales cuando esté disponible. Cuando la hayáis visto será un placer conocer vuestras impresiones.

Algunos apuntes sobre el transporte en Marruecos

Estas vacaciones he estado con mi hermano en Marruecos. Tras 1.900 km en avión, 340 km en tren, 780 km en autobús, 50 km en taxi y 217 km andando que nos han llevado a Tánger, Chefchaouen, Rabat, Casablanca, Essaouira (Mogador) y Marrakech; hemos sido testigos de algunas cuestiones referentes al transporte que me gustaría compartir por si son de utilidad para cualquiera que quiera viajar por el país. He tratado de agrupar por temáticas los apuntes que iba tomando a lo largo del viaje:

1. Es imprescindible armarse de paciencia. Principalmente, por la escasa puntualidad de los trenes y autobuses. Viaja con tiempo y procura coger siempre la penúltima combinación por si la pierdes tener una segunda oportunidad. Pero también por lo complicado que resulta informarse en las estaciones. Apenas hay información en paneles, en los andenes/dársenas ni en el exterior de los vehículos pero, a cambio, suele haber mucho personal. Pregúntales siempre que dudes y antes de montarte en cualquier vehículo. La única vez que no lo hicimos, porque nos tocó llegar a la carrera, nos montamos en un tren que no era el que queríamos coger porque no era el que anunciaban los paneles de señalización variable y nos tocó recular.

2. En las estaciones de autobús y de tren se pueden comprar los billetes de antemano. También supuestamente por internet, pero la verdad es que las webs no nos funcionaron en ninguno de los intentos en CTM (la compañía nacional de buses) y ONCF (la compañía nacional de trenes).

3. En los buses, el equipaje se factura porque hay personal encargado de su vigilancia. Se paga justo antes de coger el bus, por lo que hay que llegar con holgura suficiente. Al menos en las de CTM y Supratours, que son las que cogimos (quizá en las demás no, pero siempre es mejor tenerlo en cuenta por si las moscas). La segunda sin querer, porque en un trayecto que compramos para hacer en tren no había línea ferroviaria para hacer el itinerario completo y había que trasbordar. La conclusión a la que llegamos después es que ONCF y Supratours deben tener un acuerdo porque siempre se combinan en estos casos.

4. En algunas ciudades, CTM tiene estaciones propias, aparte de las del resto de compañías. Son más tranquilas y seguras pero más difíciles de encontrar. Aunque las he buscado en Google Maps, sigo sin tener muy claro que sean por las que pasamos. Nosotros fuimos siempre a las normales porque es donde te solía indicar la gente (los pocos que sabían dónde estaban las cosas. Segunda cuestión con la que armarse de paciencia).

5. Los taxis son una forma muy común de transporte en Marruecos. Hay dos tipos: 1) los Grand Taxi, en los que se pacta el precio al inicio de la carrera y en los que se suele viajar con otra gente porque los conductores van parando a recoger a cualquiera que los pida si el destino coincide (así, cada uno paga la carrera por separado y el taxista gana más), y 2) los Petit Taxi, coches más pequeños que ponen un contador para verificar el precio de la carrera. Se distinguen por su tamaño y también por su color (los Grand Taxi son color marfil en todas las ciudades y los Petit Taxi son de diferentes colores, según la ciudad). Sin embargo, la realidad es que, en los Petit Taxi, la mitad de las veces cuando les adviertes que pongan el contador (diciendo “kontor”), no te hacen ni caso y tratan de estafarte con una facilidad pasmosa, tratando de pactar precios como si fueran Grand Taxi.

Grand Taxis en Marrakech
Petit Taxis en Casablanca

En Essaouira hay muy pocos Grand Taxi y muchos Petit Taxi con una «tarifa fija» de 5 dirhams por persona y desplazamiento, un precio más que razonable. Nada que ver con los taxistas del resto de ciudades que visitamos. También hay taxis tirados por caballos pero sólo vimos en ellos a locales, por lo que no los cogimos.

Pondré tres ejemplos de malas experiencias en taxis para que andéis prevenidos o, al menos, sepáis lo que hay:

– El primer taxi que nos llevó desde el aeropuerto de Tánger hasta la ciudad, nos dejó en un hotel que no era el nuestro porque tenía un nombre que al taxista le sonaba similar. Cuando le dijimos que nos llevara al otro, se negó porque decía que ya estábamos cerca y él se volvía al aeropuerto y encima después “le faltaban 10 dirhams para darnos el cambio completo”. Estábamos a unos 15 minutos andando pero, dentro de lo malo, habíamos un precio inferior al que vimos que era el aproximado entre el aeropuerto y la ciudad…

– En Casablanca, después de una negociación durísima con varios taxistas de Petit Taxi que se negaban a ponernos el contador porque “éramos turistas y queríamos ir entre dos sitios turísticos”, conseguimos que uno nos llevara a un precio razonable desde la mezquita de Hassan II (el único monumento bonito que tiene la ciudad) hasta la playa (que está bastante bien). A la vuelta, tratando de evitar que nos volvieran a poner pegas, preguntamos a un chaval local más o menos de mi edad. Craso error. Resulta que en verano, los taxistas no cogen a los locales porque prefieren llevar sólo a turistas para jugársela. Resultado: 8 kilómetros andando hasta el hotel con el único consuelo de que el chaval era bastante majo y terminamos agregándonos a Facebook para seguir en contacto.

– Como digo, a veces los taxistas recogen viajeros aunque vayan ocupados, por lo que puedes estar en él y que pare a ver si coge gente. No los cogen si no les conviene el destino, pero parar paran y mucho. Si llevas prisa, dilo o pueden no ir directos por si cogen a más gente. Eso nos pasó en Casablanca para ir desde el hotel hasta Gare des Voyageurs (una de las dos estaciones de tren junto a Gare de Casa Port). Cuando quedaban 30 minutos para que saliera el tren, le tuvimos que decir que seguíamos al lado del hotel y que por favor dejara de darnos vueltas. No dejéis de decirlo. Eso sí, al final el tren salió tarde y estuvimos casi 40 minutos esperando…

6. En la mayoría de las ciudades en las que estuvimos hay buses urbanos pero bastante viejos, con una red confusa y van hasta arriba de gente (algunos, como en Casablanca, con gente agarrada en las puertas. Seguramente, por culpa de los taxistas y su ansia por estafar). Sólo parecía tener un buen servicio Tánger. Sin embargo, no cogimos ninguno porque la falta de información era tal que resultaba imposible (y no será por no haberlo intentado).

Petit Taxi y midibús en Tánger

7. Rabat y Casablanca tienen tranvía. Conectan las estaciones de bus y tren con el centro pero no están 100% cerca de todas las estaciones. Por ejemplo, en Rabat, tuvimos que andar unos 20 minutos entre la estación de bus y la más cercana de tranvía. Eso sí, con el gusto de los taxistas por la estafa, te ahorras casi 90 dirhams para llegar a la medina porque te piden 100 y dos billetes sencillos nos salieron por 12 dirhams. Vamos, que el billete sencillo son 6 dirhams. En Casablanca el billete sencillo son 7 dirhams pero también hay unas tarjetas monedero con las que sale más barato. No sé lo que cuestan porque en los alrededores de las estaciones te las encuentras por todas partes y me agencié una en cuanto pude.

Tranvía de Rabat

8. Cruzar es un deporte de riesgo. Procura juntarte con locales que crucen a la vez porque lo hacen con decisión y puedes aprovechar según cruzan porque los coches paran. Sigue su velocidad para evitar quedarte en medio de la calzada sin opción de seguir cruzando. Más interesante aún es juntarte a grupos. Cuando hay una masa crítica suficiente, se cruza con mayor seguridad.

9. Curiosamente, en las ciudades hay semáforos en la entrada a las glorietas pero no en la salida. ¿El motivo? Evitar los atascos. ¿El resultado? Puedes empezar a cruzar convencido de que tienes prioridad y ver que en el sentido contrario los conductores no paran. Ten cuidado porque, al volante, la mayoría de ellos son auténticos animales.

10. Llama la atención la buena calidad de la red de carreteras (en gran medida de peaje, lo cual lo explica, claro) frente a la pobre red ferroviaria. Aún con eso, vimos un tren de mercancías de 54 vagón-tolva. Más largo que los que circulan por España, vaya…

11. Los buses de Supratours y CTM son Irizar en un estado de mantenimiento y limpieza razonable. Las otras compañías tienen carracas que no sabes ni cómo andan (y suelen llevar el motor al aire para que respire).

Bus de CTM. Sé que está movida pero no hice más… Estaba de vacaciones y eran las 6:00 de la mañana, bastante que no se me olvidó respirar…

12. Por su parte, el material rodante ferroviario es mayoritariamente de Alstom tanto en los tranvías como en ONCF. Los tranvías están nuevos, pero los trenes dan auténtica lástima y están bastante sucios. Además, en algunos el baño no funciona, por lo que no se puede usar, pero oler sí que huelen…

Estación de tren de Rabat

13. En Essaouira se monta muchísimo en bici. De hecho, se ven personas de toda condición y edad moviéndose en ellas. Son siempre bicis privadas. Donde se ven también bicis privadas pero en bastante menor medida es en Marrakech. Curiosamente, allí tienen también un sistema de préstamo de bicicleta pública. Sin embargo, en ningún momento vimos a nadie usándolas, sólo las vimos en las estaciones.

Servicio de préstamo de bicicleta pública en Marrakech

14. En los vehículos que tengan cinturón de seguridad, póntelo. No es el lugar en el que he visto más imprudencias al volante (de momento, ese dudoso mérito lo tiene Líbano para mí), pero no se conduce precisamente bien.

15. Si te pierdes andando, ten cuidado, porque hay gente que te hace de guía aunque no se lo pidas para después pedirte dinero (algunos, incluso, increpándote). Lo mejor es seguir andando o desandar el camino hasta un sitio concurrido y ahí preguntar a algún dependiente de tienda.

16. En las medinas y en Marrakech en general, cuidado con las motos. Aunque no es lo más común, algunos idiotas van por lugares peatonales como igual que si estuvieran en la calzada pero sorteando a los peatones. Que pase tanto en Marrakech es uno de los motivos junto a ser un parque temático de cartón piedra y lo pesados que son los locales (en el fondo, es por culpa de que sea sólo un escenario 100% orientado hacia el turismo), que me llevan a pensar que es el lugar más infame que he visitado en toda mi vida.

17. En Essaouira y Chefchaouen, que son sitios pequeños, hay espacios estanciales de bastante calidad y, aunque se echa en falta un poco de vegetación, los locales (y, sobre todo, los niños) los aprovechan bastante.

Niños jugando con agua en una plaza de Chefchaouen

NOTA: echadle un ojo a los comentarios. Algunos lectores pueden aportar también algunas experiencias interesantes que os pueden ayudar para vuestros viajes.

La cuarta revolución industrial

El pasado mes de julio se publicó en la versión online de El Vigía mi tercera columna de opinión. Ésta versó acerca de la cuarta revolución industrial. Aquí os la dejo:

La comunidad científica reconoce que, hasta el momento, no hay una forma eficaz de predecir dónde ni cuándo se va a producir un terremoto ni cuál será su intensidad. El motivo es simple: resulta imposible ver los movimientos de las placas bajo la superficie terrestre y eso imposibilita encontrar los puntos en los que se acumula mayor tensión. A veces, los terremotos dan pequeñas pistas: sismos iniciales, un comportamiento extraño de los animales o una subida anómala de los niveles freáticos. Pero no siempre es fácil ver estas señales ni son del todo fiables. A falta de predicción, sólo nos quedan la prevención, la alerta y los mecanismos de emergencia cuando el terremoto ya se ha producido.

Algo similar está sucediendo en el mercado laboral. Me explico: la magnitud de “la cuarta revolución industrial” (nombre que nos indica que no estamos ante un fenómeno ni mucho menos nuevo), nos hace incapaces de comprender verdaderamente lo que está pasando y resulta extremadamente complicado explicar las paradojas que se están produciendo. Sin embargo, se dejan entrever pistas que nos advierten de los efectos devastadores que la tecnología va a producir en el mercado laboral. ¿El motivo? Según Klaus Schwab, director del Foro de Davos, “en su escala, alcance y complejidad, la transformación a la que nos enfrentamos será distinta a cualquier cosa que el género humano haya experimentado antes».

La complejidad de estos cambios provoca, como no puede ser de otro modo, incertidumbre. Y la incertidumbre mal gestionada aumenta la vulnerabilidad de la sociedad, ensañándose primero con los eslabones más débiles de la cadena que tratan de aferrarse como pueden a sus derechos adquiridos frente al «darwinismo tecnológico». Es el ejemplo del conflicto que continua abierto desde hace meses entre los estibadores y el gobierno nacional. Y, es que, en un mundo cada vez más interdependiente, seguimos pretendiendo resolver los problemas con soluciones desconectadas, planteándolo únicamente choques entre dos bloques que posiblemente jamás alcancen un acuerdo que satisfaga a todos.

Hay otros frentes abiertos: los supermercados sin personal, que repercutirán sobre las estrategias de estocaje; la automatización de los vehículos, que eliminará de un plumazo los trabajos de conducción; la introducción de los drones en la cadena de suministro; los avances en la impresión 3D, que pueden hacer variar la estructura de costes de la construcción y, por tanto, relocalizarla; etc. Estos ejemplos, al igual que el de los estibadores españoles, ponen de manifiesto que es posible que pronto muchos de los trabajadores menos cualificados podrían quedarse sin empleo sin tener ninguna posibilidad de reciclarse para desempeñar otra función.

Esto es algo que, por el momento, parece no preocupar a los profesionales con alta cualificación a pesar de que, como sociedad, no nos conviene a ninguno. El primero de los motivos es que la “robotización de la economía” va a alcanzar también al empleo cualificado, llegando a afectar al 57% de la población de los países más avanzados, que son los que experimentarán los cambios con mayor rapidez. De hecho, el estudio de Daron Acemoglu y Pascual Restrepo titulado Robots and Jobs: Evidence from US Labor Markets indica que el crecimiento del empleo para trabajadores con elevada educación, la élite tecnocrática, se ha ralentizado. Particularmente, se dejan entrever en este aspecto grandes cambios en el sector del transporte: la automatización de los análisis de datos y de la toma de decisiones, el e-brokerage, la gestión digital de las actividades de gestión de la cadena de suministro, las estrategias de negociación inteligente y de gestión de almacenes basadas en Blockchain, etc.  Así, el proceso de transformación beneficiará a quienes sean capaces de innovar y adaptarse (gran parte de los trabajos del futuro ni siquiera existen hoy en día ni somos capaces de imaginarlos) pero, como un terremoto, se llevará por delante a todos los demás. El segundo motivo es poco obvio y, por tanto, suficientemente subjetivo como para seguir sin generar reflexiones sobre la amenaza que se cierne sobre todos: en un escenario en el que aumente la desigualdad en el reparto de ingresos alcanzando a una proporción tan importante de la población, pueden producirse toda clase de conflictos sociales y de dilemas de seguridad geopolítica. ¿Querremos vivir en esas sociedades tan desiguales aun en el supuesto de que nos tocara estar en el lado de los beneficiados?

Frente a los terremotos, hemos dicho, la única solución posible hoy en día es prevenir y estar alerta para activar los mecanismos de emergencia cuando el riesgo llega a concretarse. Esta solución de compromiso parece aplicable también para el terremoto laboral que se avecina. En concreto, propongo: evitar la confrontación entre los trabajadores más y menos cualificados, entendiendo que éste es un problema que nos atiene a todos; generar argumentarios a nivel global y estatal que eviten el cambio de valores laborales hacia la justificación tecnocrática por encima de la democrática; diseñar acciones urgentes para organizar la transición y contar con trabajadores con la formación necesaria (hasta ahora, Alemania es el primer país en establecerla en la agenda de gobierno como «estrategia de alta tecnología»); adaptar el sistema educativo (de forma estratégica, evitando los bandazos debidos a las modas, como la última que tiene que ver con todo lo “smart”), para permitir que el mercado laboral encuentre el perfil de profesionales cualificados que necesita: flexibles y con capacidad comunicativa, de trabajar en equipo, de aprendizaje continuo y de aportar un pensamiento crítico orientado a la negociación (si no, las empresas no encontrarán el talento que necesitan y no conseguirán cubrir todos los puestos con profesionales adecuados para el puesto, pese a los esperables enormes niveles de desempleo en otros puestos); adaptar el sistema de formación profesional para reciclar y especializar a los trabajadores no cualificados provenientes de los campos laborales en los que se va a destruir empleo (incluso en los trabajos cada vez menos demandados se requerirán habilidades inexistentes hasta la fecha y deberán poder aportar en esos campos antes de pasar a producir en campos más demandados. En este sentido, el mercado laboral del transporte tendrá que ver qué profesiones relacionadas con él van desapareciendo -¿quizá los estibadores?- y apostar, desde los centros educativos y desde las empresas, por una revolución del desarrollo del talento que permita la adaptación de sus trabajadores en lugar de su sustitución); y, por último, adoptar políticas estatales para minimizar el desempleo, la precariedad laboral y la desigualdad socioeconómica.


Fuente de la imagen principal: BBC Mundo

Soy Ingeniero de Caminos y no construyo

La semana pasada me recomendaron un artículo de mis amigos de Paisaje Transversal para el blog de la Fundación Arquia titulado “Soy arquitecto y no construyo”. Sin ánimo de copiarlo sino más bien de tomarlo como referente, se me ha ocurrido contar mi experiencia porque yo, al fin y al cabo, soy Ingeniero de Caminos y tampoco construyo. Pero es que, además, considero que el futuro de la Ingeniería de Caminos no pasa por la construcción.

¿Qué he hecho entonces los más de 8 años que llevo trabajando en temas vinculados con la Ingeniería de Caminos si no he trabajado en construcción? (contando becas, que no soy tan viejo xD)

Nada mejor que hacer un repaso a los lugares en los que he trabajado:

Un laboratorio de puertos

Ahí hice un poco de todo, hasta cargar piedras para hacer una playa de disipación en un tanque de oleaje multidireccional. A nivel técnico, participé en un ensayo sobre modelo reducido (que también fabricamos, programando el fresado numérico) para decidir un diseño de obra en la Base Naval de Rota.

Dos empresas consultoras por cuenta ajena

Cuando estaba para acabar la carrera, trabajé en una consultora que poco a poco se está haciendo enorme. Cuando estuve por allí, allá por 2011, no era muy grande. O, al menos, no lo parecía, puesto que bastantes trabajadores de la empresa trabajaban “en cliente”. Allí me tuvieron haciendo temas de software y algunas presentaciones comerciales que me sirvieron para coger la soltura que tengo ahora con PowerPoint, algo que me viene genial. También me sirvió para tener un horario “de oficinista” por primera vez en mi vida y adaptarme a él.

Una vez terminada la carrera y empezado el máster, empecé a trabajar en una consultora de infraestructuras. Allí me dedicaba a hacer ofertas y trabajos de seguridad vial dentro de un contrato integral que también tenía labores de redacción de estudios de tráfico (supresiones de determinados giros, remodelaciones de intersecciones y glorietas, cambios de sección, ordenaciones de accesos, etc).

De esta etapa debo decir que odiaba profundamente hacer ofertas, pero me vino de lujo porque ahora que trabajo por cuenta propia, tengo bastante manejo con los pliegos y voy a tiro hecho con lo que hace falta preparar en cada caso. Aún las odio, que conste. La diferencia es que ahora, al menos, elijo con mis socios cuáles preparamos y decidimos sobre los plazos y la estrategia para prepararlas. Pero, vamos, mi trauma con las ofertas era tal que en aquel momento hablé con mis jefes para decirles que me quería ir porque no quería redactar ninguna más. Aunque parezca un tabú y casi nadie se atreva a decir este tipo de cosas en público, hay partes del trabajo de Ingeniero de Caminos que son un auténtico asco y, para mí, ¡lo de las ofertas estaba en el top 3 como poco!

A partir de ese punto, hice bastante menos ofertas y mis jefes optaron por abrir un “departamento de servicios” para temas relacionados con el transporte. Empecé yo sólo y cuando, unos meses después, me fui de allí éramos tres. En ese periodo seguí haciendo estudios de tráfico y también comencé a hacer estudios de movilidad (por ejemplo, hice mi primer y, por ahora, último plan de movilidad escolar o una encuesta para rediseñar desde el punto de vista de la movilidad peatonal el paso de la Avenida de la Albufera entre las márgenes de la M-40). También hice un trabajo chulísimo que consistía en un análisis estadístico para calibrar los equipos con los que se hacían los ensayos de auscultación necesarios para determinar los valores de indicadores de estado del contrato de concesión de obras públicas para la conservación y explotación de Autovías de Primera Generación, ayudé a redactar un par de dictámenes, coordiné la participación de la empresa en el Comité Técnico de Normalización AEN/CTN 178 de Ciudades Inteligentes y trabajé en el diseño y testeo de un sistema informático de gestión documental que aplicamos a la gestión de expedientes de varios sectores de conservación de carreteras y a la integración de los Servicios de Transporte Regular de Uso Especial para el Ayuntamiento de Madrid.

Por motivos que no viene al caso comentar (otro tabú para los Ingenieros de Caminos parece ser el de hablar de que a veces decides cambiarte de trabajo por motivos diferentes), me marché.

Un centro de investigación de transporte

Mi siguiente lugar de trabajo es el que, hasta la fecha, más me ha gustado trabajando por cuenta ajena. Pero de lejos, además. Entre otras cosas, valoro de él haber coincidido con muy buenos compañeros, el ambiente de trabajo, que mi jefe me dejara tomar decisiones y trabajar de forma autónoma confiando en mí, que el horario me permitía avanzar con la tesis y el haber tenido la oportunidad de aprender mucho de mis compañeros y de todas las actividades formativas a las que podía acceder estando allí.

Mi trabajo principal fue un análisis estadístico del riesgo asociado a los costes de operación y mantenimiento de autopistas en concesión. A diferencia del anterior trabajo de estadística que realicé, aquí conté con más tiempo para pensar y medios para aprender todo lo que no sabía y necesitaba para hacer ese trabajo. Parece una tontería, pero que el trabajo especializado cuente con estos dos insumos mejora mucho el resultado.

También trabajé en la redacción del libro «Balance económico: fiscal, social y medioambiental del sector transporte de mercancías en España. Actualización al año 2012”, diseñé una metodología para definir el modelo de gestión y llevar a cabo el modelo financiero de la autopista Este-Oeste en Argelia y redacté un par de propuestas.

Una empresa por cuenta propia

Al salir de trabajar en la universidad y, mientras acababa la tesis, di un paso que me ha llevado a recuperar mis medios de producción si hablamos en términos marxistas o a ser emprendedor si lo hacemos en términos neoliberales: montar Hécate Ingeniería junto a otros compañeros. En esta empresa, hacemos planificación de transportes, desarrollamos planes y proyectos de movilidad que integran también el replanteamiento del espacio público y buscamos formas de innovar en los campos del transporte y del urbanismo (de hecho, la empresa lleva la innovación en el ADN, pues surgió de una subvención a fondo perdido derivada del H2020, el mayor programa de investigación e innovación en la Unión Europea. Más concretamente, de la aceleradora de empresas frontierCities).

Y, desde hace unos meses, estoy pensando en diversificar el negocio porque además hago mi propio queso xD

También he sido y soy profesor

Otra tarea en la que no he construido infraestructuras pero espero haber colaborado en la construcción del futuro de todos mis alumnos, ha sido como profesor. Empecé, como muchos, dando clases particulares, de ahí di el salto a una academia en la que sobre todo preparaba a los chavales para hacer la (temida) Selectividad y, de un tiempo a esta parte, doy clase en una universidad, donde enseño modelos matemáticos y planificación y gestión de transporte.

Reflexiones finales

Como se puede observar, algo de relación con la construcción sí que ha tenido todo lo que he hecho, pero no ha sido ni mucho menos mi labor principal. De hecho, he hecho muchísima más planificación y gestión de las infraestructuras.

Sin embargo, durante la carrera me enseñaron poca planificación y nunca me enseñaron nada de gestión y mantenimiento. Incluso hacer un PFC de planificación me costó horrores y me supuso hacer 2 proyectos en 1 (dos entregas de planificación y una tercera de construcción).

Eso sí, me pasé toda la carrera escuchando lo buenos gestores que somos los Ingenieros de Caminos. Debo decir que es mentira, no somos buenos gestores. Sólo el profesor Pascual Pery nos habló de la proletarización de nuestra profesión y de que lo que lleva a la mayoría de Ingenieros de Caminos a rechazar un trabajo que no tenga que ver con la construcción es el ego de poder enseñar su trabajo (el trabajo no construido no se puede enseñar y suele ser difícil de explicar al público que no está especializado).

A cambio, en lo que sí que considero que somos realmente buenos los Ingenieros de Caminos es en ser autodidactas. Por eso, los que nos empeñamos en no construir, terminamos aprendiendo a realizar las labores que pretendemos realizar. Pero eso no quiere decir que no hubiera una carencia formativa importante que, además, en mi universidad no se está resolviendo demasiado. Salíamos (e imagino por lo que veo en los estudios de mi hermano, que sigue igual) con poca base económica, sin saber lo que es redactar una oferta, sin saber calcular una baja para puntuar al máximo en un proceso de licitación, con unas “soft skills” pésimas, sin formación para el emprendimiento,… Y tampoco quiere decir que no nos dejara en desventaja frente a otros colectivos profesionales a los que sí les han enseñado estas cuestiones.

Así pues, espero que se esté resolviendo en la universidad en la que me formé y trato de aportar mi granito de arena para formar a mis alumnos en otros ámbitos, porque en un país donde el futuro de la Ingeniería de Caminos no pasa por la construcción sino por la planificación, la gestión, el mantenimiento, la rehabilitación y la innovación, ya podemos ponernos las pilas o nos van a pasar por encima…

#Churruca15: Debate sobre la Casa de Campo de Madrid

La Casa de Campo es el mayor parque público de la ciudad de Madrid y uno de los mayores del mundo gracias a sus 1.722,60 ha. Surgido a partir de una casa de campo de origen renacentista, de la que toma su nombre toma cierta entidad en 1519, cuando Francisco de Vargas y Medina mandó construir una residencia en las riberas del río Manzanares, junto a la desembocadura del arroyo Meaques. Posteriormente, pasa a ser propiedad histórica de la Corona Española y coto de caza de la realeza. Su finalidad y los elementos que la componen variarán a lo largo de los diferentes reinados, incorporando nuevos terrenos y usos forestales, agrícolas y ganaderos, hasta que en 1931, tras la proclamación de la Segunda República, el parque es cedido por el Estado al pueblo de Madrid. También es importante señalar también su papel durante la Guerra Civil como frente de guerra, lo que supuso importantes daños y que hasta 1946 no fuese reabierto nuevamente al público.

Desde entonces, el parque ha permanecido abierto al público de forma ininterrumpida y se ha establecido una intensa relación del mismo con la ciudad (y viceversa) motivada, entre otros aspectos, por las importantes instalaciones que se localizan dentro del parque como son el Parque de Atracciones, el Zoológico, los recintos feriales, los chiringuitos del Lago, el Teleférico o el pabellón multiusos Madrid Arena y constituye un importante ámbito de actividad lúdica y deportiva de la ciudad.

Sin embargo, la intensidad de todos estos usos (y de la movilidad asociada a ellos) choca con la categoría de Bien de Interés Cultural que el parque ostenta desde el año 2010 en calidad de jardín histórico. Ya hemos tratado anteriormente en nuestro blog la necesidad de intervenir en Casa de Campo para mejorar su relación con la ciudad y sus visitantes. Además, nuestras compañeras de Creando Redes apuntan cómo este espacio biodiverso está sufriendo un proceso de degradación natural, amenazado por los procesos de urbanización y desconectado del resto de zonas verdes.

La necesidad de replantear la Casa de Campo desde una perspectiva integral, ecológica y social nos ha llevado a dedicar nuestro próximo «Jueves de Churruca» a pensar soluciones para este espacio. Desde Churruca 15 se nos ocurre que quizá el parque deba contar con un Plan de Movilidad Urbana Sostenible, con un Plan Integral de Acciones de Mejora o que se implante un Laboratorio de Innovación Abierto. Pero, ¿son estas las mejores opciones de intervención para que la Casa de Campo pueda transformarse en un recurso integral que mejore la calidad de vida de la ciudadanía de Madrid y fomente la actividad económica vinculada a la innovación, el ocio y los servicios?

Para profundizar más en las necesidades del parque y en cuáles son los mejores vehículos de mejora del mismo, estamos organizando el segundo Jueves de Churruca con la Casa de Campo como protagonista y la presencia de:

  • Andrés Walliser, Ayuntamiento de Madrid
  • Juan García, Plataforma Corredor Ecológico del Suroeste de Madrid
  • Miguel Ángel Delgado, especialista en transporte y vecino de Casa de Campo

La cita tendrá lugar el próximo jueves 29 de junio desde las 19.00 horas en Churruca 15, bajo exterior derecha. Nuestro aforo es limitado e iremos recibiéndoos en orden de llegada. ¡No os lo perdáis!

Puedes apuntarte en el evento de Facebook haciendo clic aquí.

Para conocer más acerca del espacio #Churruca15, haz clic sobre el siguiente enlace:

#Churruca15: estrenamos laboratorio de ideas para la ciudad y el territorio

¡No os lo perdáis!

(Este post se publicó originalmente en el blog de Paisaje Transversal y, desde la perspectiva de la restauración ecológica en el blog de Creando Redes)