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Las periferias de Madrid, esas grandes olvidadas (1ª parte)

Para mí, hablar de periferia en Madrid, en singular, adolece de un problema fundamental. Y es que, en realidad, las periferias de Madrid son zonas de desarrollo urbano sin apenas conexión entre sí y con una relación con el municipio claramente radial. Esto se debe a dos efectos principalmente.

Por un lado, los nuevos desarrollos no se han conectado físicamente. Es decir, no existe un tejido urbano continuo sino varios completamente separados y con sus diferentes. Para comprobarlo, fijaos en este mapa sacado de Planea (el servicio de Información Territorial y Planeamiento Urbanístico de la Comunidad de Madrid): hacia el suroeste sí que se ha respetado la continuidad urbana, pero si vemos las extensiones hacia el sur, sureste y este, vemos que siguen 3 líneas de progreso completamente diferentes separadas por grandes infraestructuras que han impedido la adopción de soluciones continuas. Esto supone una falta de continuidad de los itinerarios peatonales y en cualquier transporte que no sea el coche, limitando así muchas de las relaciones que “hacen ciudad”.

Mapa de los usos del suelo en Madrid en el año 2005. Fuente: PLANEA
Mapa de los usos del suelo en Madrid en el año 2005. Fuente: PLANEA

Además de la falta de continuidad de la ciudad, ha fallado el otro elemento vertebrador de la ciudad: la red de transportes. Y es que, está muy pero que muy enfocada hacia los movimientos centro-periferia pero no tiene nada en cuenta los movimientos entre periferias. Sólo hay que ver la red de Metro y pensar en el camino que habría que recorrer para ir de La Gavia hasta, por ejemplo, San Blas, o de Pavones a Villaverde Alto. O analizar la oferta de transporte público en desarrollos recientes como Las Tablas y Valdebebas.

Mapa de Metro de Madrid
Mapa de Metro de Madrid. Fuente: Metro de Madrid

Pero esto es normal, no es que se haya planificado mal la red de transportes (o, al menos, no muy mal). Se debe al hecho de que la red se asienta sobre el desarrollo urbano y las periferias no se han planificado como extensiones de la ciudad sino como una suerte de “miniciudades dormitorio” dentro del propio municipio de Madrid.

Me explico: si analizamos el centro de la ciudad y la almendra central, nos daremos cuenta rápidamente de que es una zona extremadamente compleja, continua, diversa en usos y funciones urbanas, interconectada a través de un transporte público muy mallado… En definitiva: una ciudad. Sin embargo, si nos fijamos en los nuevos PAUs, nos damos cuenta de que son colecciones de grandes edificios en comunidad cerrada, sin apenas comercio salvo algún que otro bajo comercial y, por supuesto, unos grandes almacenes en el lugar más recóndito del desarrollo urbano y con los peores accesos posibles en transporte público,… Son desarrollos sin vida.

Y, ¿por qué? Sencillamente, porque no suponen un incentivo a desplazarse hacia ellos. Así, la mayor demanda se producirá precisamente en las relaciones centro-periferia, forzando a reforzar esos corredores. Esto a su vez, produce una mayor dependencia del centro, deprimiendo económicamente a las periferias, al no existir ni un entorno económico favorable ni cohesión a nivel de renta de sus habitantes, que tienden a situarse en grupos de renta relativamente homogéneos.

Zonas con la mayor concentración comercial (superficie catastral de locales) en 2013. Fuente: http://metrhispanico.com
Zonas con la mayor concentración comercial (superficie catastral de locales) en 2013. Fuente: http://metrhispanico.com

La solución sería lo que ya se ve en las relaciones del municipio con su área metropolitana: generar nuevas centralidades que reequilibren las pautas de movilidad genera, a su vez, relaciones transversales que justifican la prestación de servicios públicos de transporte. Y, de hecho, al aumentar las relaciones entre zonas, se premiaría también la capacidad económica y comercial de las diferentes zonas.

Este post continuará el próximo lunes [ver enlace].

Gentrificación y movilidad

Si hay un post de los que he escrito en ecomovilidad.net que haya tenido una respuesta contundente, ha sido en el que me refería a la gentrificación y sus consecuencias en la movilidad urbana. Y no es que sea un artículo con un número impresionante de visitas, sino que conectó con el público objetivo: ese mismo día tuvo retweets de muchos interesados en el urbanismo, en @desdevic me pidieron que definiera «gentrificación» para su glosario abierto, se compartió muchísimo (algunas veces es más adecuado decir «copió», porque en alguna ocasión me he encontrado el texto por ahí y lo he tenido que reivindicar como propio) y, de vez en cuando, me sigue llegando algún pingback avisándome de que me han citado como fuente [ver enlace]. ¡Toda una alegría, desde luego!


Hace unas semanas, leyendo una noticia sobre un conflicto producido en San Francisco por la gentrificación de una de sus zonas, nos planteamos si ésta tendría algún reflejo en la movilidad. Sin pretender un análisis muy profundo, pues sería imposible abarcar todo lo que se ha escrito sobre este fenómeno, aquí está una pequeña reflexión sobre el tema.

¿Qué es la gentrificación?

Desde hace décadas, muchas ciudades han experimentado dos formas de crecimiento urbano complementario: por un lado, un intenso movimiento residencial hacia la periferia y, por otro, una regeneración de ciertos espacios centrales y peri-centrales.

Además, los cambios derivados de la actual crisis, han reforzado la posición de la  ciudad central, ya que los municipios de clase alta han resistido mejor la crisis gracias al acceso de los trabajadores más cualificados a empleos en la capital y los mercados laborales de los grupos de menor cotización, que ya eran de menor extensión, se han visto incluso reducidos.

Se ha producido así un proceso de cambio social mediante el cual los grupos poblacionales de menor capacidad económica, que ocupaban algunos barrios del centro urbano en proceso de decadencia, se han visto reemplazados por clases más acomodadas que buscaban espacios residenciales diferentes a los de baja densidad en el extrarradio para eludir las dificultades de acceso al centro de la ciudad, en muchos casos motivado por la necesidad de articular proximidad laboral y localización residencial.

Este proceso ha sido ampliamente estudiado y su nombre es gentrificación (ver el link).

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[la imagen destacada está sacada de esta web]

Otro urbanismo es posible. Hacia una ciudad sostenible

La ciudad y el modo de transporte que sus habitantes eligen utilizar están intrínsecamente relacionados. Es por ello por lo que, dependiendo del tipo de ciudad (difusa o concentrada, compleja o sectorizada, socialmente estable o no, dotada de gated communities o abierta, etc) y del viario existente, los ciudadanos toman decisiones que, en principio, son las óptimas para ellos, pero no son necesariamente las mejores para el resto de la población.

Si pensamos en los últimos desarrollos de la ciudad de Madrid nos damos cuenta de que se ha hecho un urbanismo pensado para el coche: grandes avenidas con varios carriles por sentido, con poca variedad de usos, con pocos locales, viviendas dispuestas en manzanas cerradas con aparcamientos en los sótanos,… Y, en muchos casos, sin dotación de transporte público o con una dificultad flagrante de acceso al existente (como puede ser el caso del paso desde Las Tablas a la estación de Cercanías de Fuencarral. Aunque en esa zona, están previstos cambios muy importantes, que cambiarán la fisionomía de todo el norte de Madrid).

Pero, en términos históricos, el patrón de movilidad basado en el uso del coche es un modelo muy reciente. A lo largo del último medio siglo, el uso del automóvil se ha generalizado en gran parte de la población europea y se ha introducido de tal manera en nuestras vidas que, para muchos, parece inviable vivir sin él. No dudo de la utilidad del coche en determinados desplazamientos y me parece razonable su uso como parte de un viaje intermodal, pero no me gusta nada la depredación de usos que supone su presencia en la ciudad. Y es que,  a cambio, tenemos una ciudad con mucho menos espacio público transitable a pie, menos espacio estancial, mayor accidentalidad, estamos sometidos a unos niveles de contaminación y ruido muy por encima de lo que es saludable y razonable,… Y, por si fuera poco, los atascos además son antieconómicos.

¿Queremos una ciudad donde el coche sea el rey?

El cambio hacia una movilidad urbana basada en el automóvil fue consecuencia de un cambio radical en los patrones de uso del suelo, que provocó la imposibilidad de realizar muchos de los desplazamientos que en una ciudad de escala humana podían hacerse a pie, una mayor dificultad para prestar servicios de transporte público de calidad y, por tanto, un empuje definitivo al uso del coche para cualquier desplazamiento.

La configuración del espacio condiciona la vida en la ciudad y la movilidad. Ahora mismo, el dueño indiscutible del espacio público es el coche. Y esto tiene que cambiar. El mayor valor de la ciudad deben ser los propios ciudadanos y, por ello, hay que plantearse el tipo de ciudad en que queremos vivir y reclamar otra forma de urbanismo: responsable, participativo y sostenible. Y no sólo en la existente, sino también en los desarrollos que vengan en los próximos años [ver el Avance de la revisión del PGOU de Madrid].

Urbanismo
Acción reivindicativa del movimiento «Reclaim the streets»

Bien es cierto que los procesos de participación pública actuales son claramente insuficientes y a mí me parecen que llamarles “de participación” es algo que les queda aún muy grande porque resultan ser “de información” (y, como mucho, de pataleta, vía alegaciones), porque no se participa realmente ni se consulta a los afectados en todas las fases el proceso sino sólo en determinadas fases, normalmente ya muy avanzadas de los trabajos.

Pero hay formas de pedir otras ciudades. Por ejemplo, mediante la divulgación y la denuncia a través de webs, como este mismo blog, o como ecomovilidad, enbicipormadrid, ciudadesaescalahumana, doblefila, cazavelocidadesmadrid, bicicletasciudadesviajes, nacionrotonda, stupidcitylatramaurbanaobservatoriometropolitano, paisajetransversal, etc. También a través de la actividad de plataformas de fomento del transporte público y asociaciones de ciclistas, viandantes, vecinos y ciudadanos en general.

Porque la mejor manera de fomentar que exista la participación es participando y generando la conciencia de que hay que hacer las cosas de otro modo.

Reflexión sobre la ciudad difusa

En el post que hoy comparto y que supuso mi entrada en ecomovilidad.net, presentaba una pequeña reflexión sobre dos modelos de ciudad completamente antagónicos: la ciudad compacta y la ciudad difusa.

Y es que, si hay algo que influya en la movilidad, es el uso del suelo. No sólo por las actividades que se desarrollan en el territorio, sino también por la extensión de las mismas.


Existe una fuerte relación entre el urbanismo y la movilidad urbana y, es que, la forma de hacer ciudad condiciona el número de viajes y la distancia de los mismos. De forma muy simplificada, existen dos modelos extremos de ciudad:

La ciudad compacta o vertical, típicamente mediterránea, ocupando un espacio urbano integrado en el que intervienen entremezclados distintos agentes sociales, económicos y culturales, convirtiendo la ciudad en un ente ciertamente complejo, donde es posible la interacción entre sus habitantes.

La ciudad difusa u horizontal, típica de los países de tradición anglosajona (ante las doctrinas higienistas y del urbanismo de las ciudades jardín imperante a finales del siglo XIX), la cual trasciende sus orígenes y se esparce por el territorio, configurándose como un conjunto de áreas separadas especializadas para la vivienda, el comercio o la industria. Esta separación genera segregación y no permite la interacción de la misma manera que la ciudad compacta. Suelen tener un centro que aglomera el sector comercial y cultural y una periferia que se extiende a lo largo de un gran área con suburbios residenciales y reductos de uso industrial.

Esta dicotomía marca las necesidades de transporte y los hábitos de movilidad de los habitantes de las ciudades.

En las ciudades mediterráneas las distancias son más cortas debido a la mezcla de usos del suelo que hace que los equipamientos básicos de la ciudad estén más cerca de las viviendas y los lugares de trabajo y estudio. Por ello, muchos de los viajes pueden realizarse caminando o en bicicleta. Además, la ciudad compacta presenta una mayor densidad, lo que hace más eficiente el transporte público en ellas.

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Bienvenidos a mi blog

Mi nombre es Samir Awad Núñez. Soy Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, con especialidad en Transportes, hice un máster de Transporte y Territorio y ahora me estoy doctorando. Por supuesto, con una Tesis relacionada con el mundo del transporte.

Por eso, el grueso del contenido de este blog va a estar relacionado con el transporte. La segunda pata del blog va a ser el urbanismo y casi al final de este texto os cuento el motivo. Además, estos campos son inseparables de otras disciplinas, por lo que también habrá algunas pinceladas de otros temas como: planificación territorial, geografía del transporte, economía, impacto ambiental… Las fronteras de estas áreas no son estancas, así que siempre es fácil salirse.

Puedes descargar mi currículum vitae pinchando aquí: CV Samir Awad Núñez urbanismoytransporte.com, o ver mi perfil de LinkedIn aquí.

¿Y cómo he llegado hasta aquí?

Supongo que jugar al SimCity de pequeño me hizo daño en la cabeza. Por culpa de eso, me empecé a fijar en todo lo que pasaba en las ciudades y vi cosas que no me gustaban, así que me planteé qué había que hacer para cambiarlas. La mayoría de las cosas que no me gustaban estaban en el transporte. O, como se suele denominar en las ciudades, en la movilidad.

Por otro lado, siempre me gustaron los puertos. La razón no la sé, pero siempre me han atraído.

Juntando mis dos pasiones, como quería estudiar una ingeniería, me acabé decidiendo por Caminos. Pero vamos, que podía haber terminado siendo matemático, politólogo, historiador… Tenía una lista bastante extensa de opciones apuntada en mi agenda de 2º de Bachillerato.

Durante la carrera, probé el tema de los puertos, pero no cuajó. Inmediatamente después, empecé el Proyecto de Fin de Carrera. Y resultó que no quería hacerlo de construcción porque me interesaba aprender, no coger un proyecto ya hecho y “fusilarlo”, cambiando sólo un par de cosas. Por ello, me di cuenta de que durante la carrera nos hablaban de lo bien que los camineros planifican y gestionan infraestructuras, pero lo difícil que te lo ponen para hacer un proyecto que no sea de construcción.

Total, que pasé por el aro de hacer una tercera entrega de construcción porque si no, no acababa la carrera, pero el grueso de mi proyecto era un plan de movilidad ciclista que permeabilizara la ciudad para que dejara de ser una actividad que el Ayuntamiento de Madrid entendía únicamente como ocio. Con ese proyecto, me volvió a picar el gusanillo de la movilidad.

Después, trabajando, tuve la oportunidad de hacer algunos trabajos en temas de transportes, movilidad, planificación urbana, logística, tráfico, seguridad vial, Sistemas Inteligentes de Transporte y eso que llaman SmartCities pero que a mí me parece más un nombre comercial que una idea novedosa (al menos con el tratamiento que se le está dando).

En ese periodo se me ocurrió escribir un comentario en una web de la que durante mucho tiempo fui seguidor. Me refiero a ecomovilidad.net. En el mensaje que les mandé les proponía varios temas para posts y Fer me dio una respuesta peculiar: escríbelos tú. Gracias a eso, entré como editor, lo que me permitió conocer a gente muy maja y con la que he aprendido muchísimo de movilidad y me he quedado con algunas ideas de cómo llevar un blog de la importancia de las redes sociales, de cómo comunicar y hasta alguna cosilla suelta de branding.

Desde luego, me queda prácticamente todo el camino del aprendizaje por recorrer. Pero en gran medida, por esta experiencia, he decidido “quitarme los ruedines” y empezar un blog propio. Y es que, como decía Confuncio: “Me lo contaron y lo olvidé; lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí”. Aunque para esta nueva aventura voy a contar con la ayuda de mi amiga Arantxa Getino Sanjuan, que me va a enseñar a gestionar y mejorar la web. Vamos, que me va a “sujetar el sillín” mientras aprendo a pedalear sin caerme.

¿Y por qué lo del urbanismo?

Pues básicamente porque me lo encontré de frente laboralmente hablando y porque gran parte de las políticas de movilidad están tan íntimamente ligadas al urbanismo que, o lo entiendes a la perfección, o te pierdes la mitad de la película.

También ayudaron Francisco y Javier, arquitecto y caminero respectivamente, con los que tuve la suerte de compartir espacio y proyectos (y espero volver a hacerlo pronto). Tuvimos muchos y muy variados debates, en los que para argumentar nuestra opinión buceábamos en internet en busca de nuevas referencias. Lo bueno es que eran debates en los que no nos enconábamos en nuestras posturas, sino que estábamos abiertos y con la mente dispuesta a darle la vuelta a todo y a plantear el fondo del asunto. Incluso a replantear lo que parece más establecido.

Estos debates no sólo eran sobre urbanismo. También discutimos sobre energía, informática, física, política, religión, filosofía. De todo. No prometo que no haya nada en esta línea.

Así que, esto es lo que vais a encontraros aquí

 Material mío. Parte será para enlazar con mis posts en ecomovilidad. Otra parte será material nuevo para dar salida a todo lo que no entre en el scope de ecomovilidad.

– Otras publicaciones que me interesen de todo lo que voy leyendo. Incluso me planteo que haya posts de autores invitados, pero hay que ver cómo.

– Algunas cosas que saque de clases, de conferencias, de mi Tesis, etc.

Espero que os guste