Con esto del confinamiento, los días libres se hacen largos y hay que buscarse entretrenimientos. Uno de los que he encontrado ha sido actualizar el blog. Después de un año sin tocarlo (dos, si atendemos a que el año pasado solo publiqué un post), este año ya van algunas veces en que actualizo:
– El otro día publiqué una conversación-reflexión con Napoleón García acerca de los futuros posibles después del Coronavirus, nuestras preocupaciones y nuestros anhelos. Titulamos el resultado como «El mundo de mañana».
Como no hay dos sin tres, aquí va un trabajo que realicé en la asignatura de Transformaciones Urbanas y nuevas formas de crecimiento de la ciudad del Máster en Dinamicas Territoriales y Desarrollo que estoy cursando en la Universidad Complutense y que espero terminar en julio. Quería intentar publicarlo en alguna revista científica, pero finalmente no lo haré porque es difícil reescribir este trabajo académico en forma de paper, dado que no sigue las pautas que exigen las revistas, al ser más una revisión de un caso particular que un trabajo realizado bajo una metodología determinada. No por publicarlo fuera de los circuitos editoriales me parece menos importante divulgarlo, pues el caso de ØRESTAD es revelador de lo que sucede cuando se pone en marcha la maquinaria para hacer pasar por innovador y progresista un tipo de urbanismo de corte marcadamente neoliberal, con todos los excesos y las problemáticas que eso conlleva. Espero que se note el esfuerzo que hay detrás de este trabajo y os resulte tan interesante de leer como a mí me pareció escribirlo.
Podéis acceder al trabajo «ØRESTAD. La introducción de ideales progresistas para la reproducción de las lógicas neoliberales en el urbanismo» pinchando en la portada:
Hemos decidido inaugurar los Jueves de Churruca con un tema de candente actualidad: el Área Central Cero Emisiones que se incluye como la primera medida del Plan de Calidad del Aire y Cambio Climático de la Ciudad de Madrid. Quizá os suene más como «APR única» o «APR Centro», ya que se ha concebido como un Área de Prioridad Residencial que englobará a las actuales APRs y a prácticamente todo el distrito Centro.
La idea que subyace bajo este Área Central Cero Emisiones es la de redefinir los criterios de acceso y de aparcamiento en un área central de la ciudad, con el objetivo de potenciar la movilidad no motorizada y una red de transporte público en superficie adecuada a las especiales características del centro de la ciudad.
la declaración de este área de «cero emisiones» supone una redistribución del mismo en detrimento de usos que están completamente normalizados y en los que destacan la circulación y el estacionamiento de los modos de transporte motorizados privados (coche y moto, principalmente). Es éste el motivo por el cual, en los muchos eventos para reflexionar sobre el urbanismo y la ciudad en Madrid, la «APR Centro» tiene a menudo un papel protagonista. El plazo de implantación de esta área también alimentan el debate, pues se pretende implantar antes de que finalice el año 2018 y eso supone la necesidad de definir las condiciones que se impondrán y alcanzar acuerdos con todos los agentes implicados en un periodo relativamente corto de tiempo.
Las mayores polémicas que suscita por parte de sus detractores están relacionadas con la eliminación de las plazas azules y disminución progresiva de las plazas verdes y con las medidas relacionadas con los servicios de taxi y de distribución urbana de mercancías. A cambio, sus partidarios alaban su capacidad para transformar la movilidad de toda la ciudad, reequilibrando el reparto modal y modernizando el parque de vehículos y, permitiendo así, una ciudad más humana más limpia y más tranquila. Posiblemente, «la verdad» no esté en ninguno de los extremos, sino en el punto medio.
Más allá de las ventajas que pueda tener la APR desde el punto de vista de mejora de la calidad del aire, hay otras cuestiones que quedan sin resolver. Por ejemplo, ¿cómo afecta la creación de esta zona a la interacción de la sociedad con la ciudad? ¿Qué consecuencias tiene la creación de la APR sobre el ecosistema urbano, los procesos ecológicos y la biodiversidad en la ciudad? Estas y otras preguntas se plantearán en torno al nuevo Área Central Cero Emisiones junto con distintos expertos en la materia:
Marta Suarez, Ecóloga urbana y miembro del colectivo Transitando
Luis de la Cruz, editor de Somos Malasaña
Irene Lorite, Arquitecta Urbanista
Os esperamos el próximo jueves 25 de mayo a las 19.00 horas en Churruca 15, bajo exterior derecha, para inaugurar nuestro patio y discutir sobre nuevos modelos de ciudad. Nuestro aforo es limitado e iremos recibiéndoos en orden de llegada. ¡No te quedes sin tu sitio!
Puedes apuntarte en el evento de Facebook haciendo clicaquí.
Imagen 01: APR de Ópera (fuente: El Mundo) Imagen 02: Áreas de Prioridad Residencial Madrid Centro (fuente: Ayuntamiento de Madrid) Imagen 03:Inauguración de #Churruca15(fuente: Paisaje Transversal)
Pokémon Go está siendo uno de los fenómenos de este verano y no podía dejar pasar la oportunidad de tratarlo desde la perspectiva del blog porque debo decir que me está fascinando (y eso que no lo he probado ni tengo intención).
¿Qué es Pokémon Go?
Pokémon GO será un juego de realidad aumentada que permite a los jugadores encontrarse a las criaturas del universo Pokémon en la vida real, capturarlas, intercambiarlas, hacerlas luchar entre ellas… Y no es un juego individual sino que tiene una componente social importante.
Y, lo más importante: para conseguir nuevos Pokémon hay que andar y, no sólo andar, sino recorrer diferentes lugares de las ciudades, puesto que los Pokémon de agua están en las zonas con agua; los Pokémon planta, bicho, etc, están en parques y jardines; es necesario acudir a las llamadas PokéStops para aumentar las reservas Pokéballs y resulta que éstas están ubicados en zonas públicas (dotaciones, iglesias, ayuntamientos,…); las luchas entre Pokémons se dan en determinados puntos icónicos de la ciudad que se denominan “gimnasios”; y así sucesivamente. Pero no influye sólo el lugar, sino también la hora, habiendo Pokémons que sólo aparecen de noche o a determinadas horas del día.
¿Puede suponer Pokémon Go un cambio en los patrones de movilidad o en los valores urbanos?
Resulta difícil averiguar si estamos ante una moda pasajera o si durará lo suficiente como para generar patrones de comportamiento “propios”. De momento, ya ha salido en Los Simpson y eso siempre evidencia que estamos antes un elemento cultural importante:
Está claro que no afectará a los hábitos de commuting (la movilidad obligada. Nadie en su sano juicio dejará de ir a estudiar, trabajar o lo que sea su obligación por ir a cazar Pokémons), pero… ¿qué pasa en el tiempo de ocio?
Pokemon GO is just insane right now. This is in Central Park. It’s basically been HQ for Pokemon GO. pic.twitter.com/3v2VfEHzNA
A priori, alguien que vaya a jugar en su tiempo libre buscando Pokémons sabe dónde empieza su viaje pero no dónde lo termina. A esto hay que sumarle que, si ha llegado andando al lugar en el que quiere cazar un Pokémon, tendrá que volver en algún momento a su casa y existen diferentes posibilidades de movilidad pero parece que las más beneficiadas serán la caminata y el transporte público. Sobre todo porque ¡en el transporte público se puede seguir cazando!
Además, al tratarse de un juego “inmersivo”, el jugador no camina como suele hacerlo de forma habitual por la calle, sino que lo hace pendiente de su Smartphone.Esto no supone una novedad, como ya hemos comentado en este blog, pero sí que expondrá a ciertos riesgos a un mayor número de personas.
¿Os imagináis que todas las ciudades del mundo, EEUU incluido, tuvieran aceras? ¿O que barrios que no son más que residenciales fueran visitados? ¿O que lugares por los que no suele pasar nadie y están degradados pasen a tener un uso tanto de paso como estancial haciendo realidad el sueño de Jane Jacobs de “los ojos de las ciudades”? ¿Generará valor en esos lugares? ¿O que se planteen nuevas zonas de prioridad peatonal en áreas que pasen a estar muy concurridas por ser PokéStops o “gimnasios”? ¿Hará que conozcamos mejor nuestras ciudades? Alguien que empiece a caminar grandes distancias, ¿puede llegar a variar su conducta y realizar andando sus desplazamientos habituales? ¿Puede cambiar nuestra forma de relacionarnos y empatizar con los lugares que visitamos? De momento es pronto y hay pocas respuestas, pero iremos viendo qué sucede pero. Eso sí, cabe anticiparse con un hecho y es que ha conectado con varias generaciones y eso puede suponer el desencadenante de toda una revolución.
Nota: la imagen destacada está extraída de eldiario.es.
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El otro día leí una noticia que hizo que me hirviera la sangre. No soy yo muy de enfadarme… Bueno sí lo soy, pero no por tonterías sino por los temas que considero importantes (pero sólo porque pienso que la vida es demasiado corta como para perderse toda la variedad de sentimientos que se pueden experimentar y el enfado es uno de ellos). La cuestión era quea una cooperativa le han otorgado la primera certificación Leed Platinum que se concedía a un edificio de viviendas. Esto es, el máximo reconocimiento internacional “por su sostenibilidad ecológica y energética”. Y yo se lo daría a la insostenibilidad, la verdad…
No dudo de la calidad de la construcción ni del ahorro energético que suponga, pero tengo que poner en entredicho su sostenibilidad. Así de entrada, veo varias cosas para que el premio sea inmerecido:
– El edificio está construido como unidad habitacional con las fachadas completamente expuestas. Que conste en acta que considero que este tipo de edificaciónresultó ser en su momento todo un hito, pero la realidad ha demostrado que genera ciudades desconectadas y, claro, la desconexión es precisamente lo contrario a la ciudad y tiene consecuencias en la relación que tenemos con el espacio y, sobre todo, con cómo nos movemos en las ciudades (aumenta las distancias y hace menos atractivos los itinerarios para peatones, ciclistas y transporte público).
– La entrada principal es para coche respecto a un damero diseñado también para el coche. Me jugaría algo a que encima está en mitad de la nada, producto del sprawl urbano. De hecho, sé seguro que está a las afueras de Tres Cantos (que a su vez está muy a las afueras de Madrid), pero no he encontrado la localización exacta. Actualización: al final del post he puesto una vista en planta del lugar. No tiene desperdicio…
– El edificio no tiene salón peatonal ni espacios estanciales alrededor. Además, parece bastante poco permeable (pocos accesos). Cero peatonalidad, vaya. Al menos, los cuatro zócalos que se ven en uno de los vértices, son locales comerciales y algo ayudarán a que haya vida en la calle…
– La vegetación brilla por su ausencia. Y, por si fuera poco, a nivel paisajístico, en las fotos que hay por internet puede verse que la pieza está completamente fuera de escala respecto a su entorno*.
– Aparte de que, si hay tan poca variedad de edades, es posible que también haya bastante poca variedad social. Eso a los guetos les va bien, pero a las ciudades me da que no…
Así pues, ¿no estaremos fallando en la raíz del problema al intentar sostenibilizar la insostenibilidad? Y, ¿no estaremos agravando el problema al justificarla y encima darle premios? En mi opinión, vamos directos al abismo aplaudiendo por el camino.
Actualización:
Iñaki ha compartido la ubicación del edificio en los comentarios y creo que merece la pena tener una captura de la planta, al más puro «estilo Nación Rotonda«, para admirar el bonito emplazamiento al que viaja el premio Leed Platinum:
* Además, esto afecta a un párrafo del post original y es que no resulta que esté a otra escala respecto a las edificaciones del entorno, es que está plantado en mitad de un «desarrollo sin desarrollar».
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Hace unos diez días recibí un correo electrónico que es el que motiva este post, en el cual veréis que hay alguna respuesta puntual y muchas preguntas que quedan sin respuesta (por el momento).
Como digo, todo surgió por un correo electrónico. En él, un alumno del Master in Management de IE Business School me pedía que rellenara un cuestionario porque en su equipo me habían localizado como experto en Smart Cities. Mi primer impulso fue pensarqué requisitos debería tener un experto en este temapara darme cuenta, cómo no, de que no lo soy. Pero bueno, como ya me pasó en una entrevista que me hizo una amiga para su tesis doctoral (así que o ahora es muy fácil que te consideren experto o realmente el nivel en cuestión de Smart Cities es muy bajo…) y además tenía cierta curiosidad por conocer el cuestionario, decidí hacerlo y resultó que sí tenía opinión para la mayoría de las preguntas que lanzaban. Opinión, que no respuesta.
Y como, tanto la herramienta web que usaban como el propio cuestionario me parecieron muy interesantes, quería compartir algunas de las preguntas que me suscitaba el tema. Como veis, aún no he citado el tema del trabajo, pero seguro que lo adivinaréis a través de las preguntas:
1. ¿Son excluidas las áreas periféricas de las ciudades de los programas de desarrollo de medidas relacionadas con las Smart Cities? Si es así, ¿qué opciones hay para hacer atractivas las periferias para la implantación de estas medidas o para que se extiendan a ellas? Entenderéis que rápido lo llevé a mi terreno y me acordé para mal de Car2Go, BiciMAD y todas las empresas que se quedan dentro de un trozo de la ciudad. Pero no sabría cómo resolver el problema de forma sencilla, tendría que pararme a pensar bastante…
2. ¿Producen las Smart Cities una brecha entre los trabajadores cualificados y los no cualificados? Si lo hacen, ¿cómo se pueden mitigar los efectos negativos de esta brecha y cómo se debe gestionar la transición entre un modelo productivo basado en “el producto” a otro basado en “la idea”?
3. ¿Animan la economía las Smart Cities, son una burbuja, producen decrecimiento al mejorar la eficiencia en el consumo de recursos?
4. ¿Producen las Smart Cities una brecha generacional entre los ciudadanos analógicos, los aprendientes digitales y los nativos digitales? (si es que esas generaciones son estancas, que no lo creo, pero la simplificación me parece necesaria para expresar esta idea con sencillez).
5. ¿Deben las empresas privadas que implementan las medidas en las Smart Cities cumplir de forma obligatoria las políticas de inclusión para disminuir la desigualdad socioeconómica? ¿Esa obligación debe venir impuesta por un público, por la responsabilidad social corporativa o simplemente basta con el beneficio social que genere el privado? A este respecto, recordé un debate que tuve con amigos en el cual yo defendía la apertura de los datos de las Administraciones Públicas pero que, a cambio, los privados que los utilizaran con ánimo de lucro, o bien pagaran un canon por el uso, o bien, también tuvieran que abrir sus datos para que otros agentes públicos o privados pudieran trabajarlos. Pero, una vez más, debo distinguir entre opinión y respuesta.
6. ¿El tamaño de las ciudades influye en que una ciudad pueda ser más o menos “smart”? Y, si es así, ¿en qué sentido?
7. ¿Están las Smart Cities ayudando en la generación de lo que se ha dado en llamar “cultura global” o en el avance de la globalización en los centros de las ciudades? Aquí quiero compartir un post que envidié no haber escritoacerca del poder homogeneizador de la ciudad neoliberal. Y no es cuestión sólo del comercio, entronca también con el turismo que busca ciudades “de cartón piedra” donde experimente las mismas sensaciones que ya conoce. Pero ante esa opinión muy extendida, no puedo dejar de preguntarme: ¿entonces para qué viajar?
¿Adivináis de qué centro urbano es esta foto? Seguro que no. Es Beirut (Líbano). Fuente: http://www.solidere.com
Para que no digáis que, siendo una foto de Líbano, no pongo una foto propia, allá va una de otro lugar «de cartón piedra» pensado 100% para turistas: el zoco de Byblos-Yubayl.
Zoco de Byblos-Yubayl (Líbano)
8. ¿Tienen algún efecto las Smart Cities en cuestión de igualdad de género? ¿Y entre clases sociales o culturales? ¿Y entre religiones? ¿Y en acceso a servicios básicos como la educación o la sanidad? De ser así, ¿son positivos o negativos los efectos? Porque detecto una tendencia a plantear soluciones antes que preguntas que no me gusta nada. Una fe ciega en elsolucionismo que, por lo visto, no veo yo solo, pero que debemos tratar de vencer para que las Smart Cities sean de verdad inteligentes y no sólo listas (o de listillos).
9. De aquí me surgió una pregunta que engloba a las demás: si las Smart Cities no democratizan las mejoras obtenidas que suponen, ¿habrán servido de algo?
Y con esto acabo. Sólo citar la plataforma de cuestionario,https://www.qualtrics.com/, que me gustó mucho y quizá empiece a usarla, y que pedí a este alumno que colaborase con un pequeño post para presentar los resultados del trabajo. Espero que lo haga, porque seguro que sale algo interesante, aunque no responda a todas las preguntas que me planteé a raíz de responder el cuestionario.
Nota 2: recordad, para no perderos nada, podéis uniros a nuestro canal de Telegram para recibir contenidos interesantes tanto del blog como de otros lugares:https://telegram.me/urbanismoytransporte
El blog de Samir Awad Núñez
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